Millares de católicos salvadoreños comenzaron a desfilar cargando figuras para celebrar el Día de los Santos Niños Inocentes, una tradición que se revive todos los años en el municipio de Antiguo Cuscatlán, uno de los 14 que conforman el Gran San Salvador.
Para cumplir alguna promesa, como muestra de fe o para dar gracias por un año que termina, y para pedir un próspero porvenir, los creyentes llevan pequeños Niños Dios, vestidos con pulcras ropas, para ofrecerlos ante el altar en una acogedora parroquia enclavada en el corazón de un particular municipio que encierra en pocas cuadras a la redonda una pujante zona industrial, los centros comerciales más exclusivos del país y a la vez un ambiente de provincia.
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La tradición es para recordar la historia católica en que Herodes ordenó matar a los recién nacidos para acabar con el hijo de Dios.
Aunque los creyentes comienzan a llegar algunos días antes del 28 de diciembre, el día que se conmemora, es el 27 y 28 cuando la parroquia de los Santos Niños Inocentes está más concurrida.
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Visitantes de diferentes partes del país acuden puntuales cada año, para participar de la procesión, que se realiza el día 28, en la que un sacerdote bendice las imágenes.
