Panamá reporta reducción en el flujo de migrantes por el Darién, pero advierte que la crisis persiste

José Raúl Mulino informó que en medio de la crisis migratoria que afronta Panamá, hay cifras que confirman que el paso de viajeros ha disminuido considerablemente.

José Raúl Mulino, presidente de Panamá.

El presidente de Panamá, José Raúl Mulino, informó este jueves que el flujo de migrantes que cruza el peligroso Tapón del Darién se redujo en un 39 % durante noviembre en comparación con octubre.
Según cifras oficiales, 8,147 personas ingresaron al país por esta ruta en lo que va del mes, frente a las 22,914 que lo hicieron en octubre.
Mulino destacó durante una conferencia de prensa que, si bien estas cifras representan una disminución significativa, no significan que la migración irregular por esta región esté controlada.
Las lluvias de las últimas dos semanas han hecho que cruzar el Darién sea aún más peligroso, y las políticas de deportación implementadas desde julio también están teniendo un impacto, explicó el mandatario.
Venezuela lidera el flujo migratorio
El presidente calificó la situación como una “crisis humanitaria sin precedentes”, señalando que Venezuela sigue siendo el principal país de origen de los migrantes, con 204.569 personas cruzando el Darién hacia Panamá en lo que va del año.

“Esto es una barbaridad de gente”, expresó Mulino, aludiendo a la magnitud del desafío que enfrenta su país.
Además de los venezolanos, los migrantes provienen de Colombia, Ecuador, Haití, China y otros países de América Latina y Asia, lo que refleja el carácter global de la crisis migratoria.

Políticas de deportación en marcha

Desde julio, Panamá ha implementado políticas de deportación para reducir el flujo migratorio, logrando la repatriación de migrantes a Colombia y Ecuador en 28 vuelos.
Sin embargo, Mulino reconoció que estas medidas son insuficientes para abordar el problema de raíz.
“Mientras persista la crisis de represión y derechos humanos en Venezuela, el problema migratorio seguirá sin control”, advirtió.
El Tapón del Darién, una extensa y peligrosa selva que conecta Colombia y Panamá, es una de las rutas migratorias más riesgosas del mundo.

Los migrantes enfrentan amenazas constantes, como ríos desbordados, bandas criminales y las duras condiciones climáticas de la región.
Pese a los esfuerzos panameños para frenar el flujo, el Darién sigue siendo un corredor clave para quienes intentan llegar a Estados Unidos o Canadá.

Un continente en movimiento

La crisis migratoria en el Darién se ha intensificado en los últimos años, alimentada por la inestabilidad política y económica en países como Venezuela, Haití y Cuba, así como por el impacto de redes de tráfico humano que operan en la región.
Según datos de Naciones Unidas, más de 400.000 personas cruzaron esta selva en 2023, lo que supone un récord histórico.
Panamá ha pedido reiteradamente apoyo internacional para gestionar esta crisis, advirtiendo que la presión migratoria supera las capacidades logísticas y económicas del país.
A pesar de los esfuerzos regionales, incluyendo acuerdos bilaterales con Colombia y Ecuador, las soluciones a largo plazo parecen lejos de alcanzarse.

La difícil posición de Panamá

Mulino insistió en la necesidad de un enfoque regional e internacional para abordar la crisis.
“Este no es un problema que Panamá pueda resolver solo. Necesitamos una solución integral que atienda las causas estructurales de la migración, incluyendo la represión y la falta de oportunidades en los países de origen”, afirmó.
Con la temporada de lluvias disminuyendo y las tensiones migratorias al alza, las próximas semanas serán cruciales para determinar si la reducción del flujo en noviembre es solo temporal o el inicio de una tendencia más sostenida.

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