La población de inmigrantes que viven sin documentos legales en Estados Unidos alcanzó los 13.7 millones en 2023, la cifra más alta en más de una década, según el informe Changing Origins, Rising Numbers del Migration Policy Institute (MPI), con sede en Washington. De ese total, más de 3.5 millones son originarios del Triángulo Norte de Centroamérica, compuesto por Guatemala, Honduras y El Salvador.
El documento detalla que Guatemala concentra alrededor de 1.4 millones de inmigrantes irregulares, mientras que Honduras aporta cerca de 1.09 millones y El Salvador otros 1.07 millones. Estos tres países se ubican entre los seis principales orígenes de la población indocumentada en Estados Unidos, superando incluso a varias naciones sudamericanas de reciente aumento migratorio.
El informe señala que el crecimiento del número de inmigrantes indocumentados representa un cambio significativo tras años de estabilidad. Entre 2019 y 2023, la población irregular aumentó en tres millones de personas, impulsada principalmente por la crisis económica y política en América Latina y por el rápido repunte del mercado laboral estadounidense tras la pandemia de COVID-19.
Según el MPI, la combinación de violencia de pandillas, represión política y falta de oportunidades en países del Triángulo Norte ha sido un detonante clave del desplazamiento. Muchos migrantes también son víctimas de engaños por parte de traficantes, que prometen vías de ingreso o asilo inexistentes.
Aun así, el estudio aclara que la mayoría de los inmigrantes irregulares no son recién llegados: el 80% lleva más de cinco años viviendo en Estados Unidos, y casi la mitad, el 45%, reside allí desde hace más de dos décadas. Esto evidencia una comunidad que ha echado raíces y que en muchos casos forma parte de familias mixtas con hijos ciudadanos estadounidenses.

El informe también revela que 6.3 millones de niños viven con al menos un padre sin estatus legal, de los cuales más del 80% son ciudadanos estadounidenses. Estas familias enfrentan dificultades laborales, falta de acceso a servicios básicos y el riesgo constante de separación por deportación.
En cuanto a los sectores laborales, la mayoría de los inmigrantes sin autorización trabajan en construcción, servicios de limpieza, mantenimiento, agricultura y gastronomía. El MPI estima que más de 9.6 millones de personas de este grupo forman parte activa de la fuerza laboral estadounidense, lo que evidencia su peso económico, pese a la falta de regularización.

Aunque los mexicanos siguen siendo el grupo más numeroso, con 5.5 millones, su proporción dentro del total ha caído del 62% en 2010 al 40% en 2023. En contraste, las comunidades de Guatemala, Honduras y El Salvador muestran un crecimiento sostenido que ha consolidado su presencia tanto en estados tradicionales de destino como California, Texas y Florida, como en nuevas zonas de asentamiento como Georgia y Carolina del Norte.
El informe del MPI concluye que la migración irregular desde Centroamérica responde a una combinación de causas estructurales y coyunturales, y advierte que, pese al endurecimiento de las políticas migratorias y las recientes medidas de control fronterizo, la búsqueda de estabilidad económica y seguridad seguirá impulsando el éxodo desde el istmo en los próximos años.







