Según un informe del Fondo de Población de las Naciones Unidas (Unfpa), Honduras registra 97 nacimientos por cada 1,000 mujeres de entre 15 y 19 años, la cifra más elevada en la región. Esta situación supone un costo anual estimado en 297,1 millones de dólares, lo que equivale al 1,18 % del producto interno bruto (PIB).
El estudio explica que estos costos provienen de la pérdida de oportunidades en el ámbito laboral y educativo. En concreto, se estiman 73,3 millones de dólares por actividad laboral no realizada, 30,2 millones por empleos que no pudieron ser ocupados y 193,5 millones por ingresos que nunca se percibieron debido a la maternidad temprana.
Las consecuencias van más allá de los números. El Unfpa subraya que las mujeres que fueron madres en la adolescencia enfrentan mayores tasas de desempleo, tienen menores niveles educativos y perciben ingresos más bajos que aquellas que se convirtieron en madres en la adultez.

De hecho, más del 58 % de las adolescentes que son madres solo alcanzó la educación primaria, mientras que apenas un 2,8 % logró estudios superiores.
El organismo también advierte que ser madre antes de los 20 años limita el desarrollo humano y crea un “círculo de pobreza” difícil de romper.
Muchas jóvenes dejan la escuela al quedar embarazadas, lo que les dificulta acceder a empleos bien remunerados y, en consecuencia, reduce sus posibilidades de acceder a servicios básicos como salud o vivienda digna.

En Honduras, el 22,9 % de las mujeres de entre 15 y 19 años ha estado alguna vez embarazada. Esto significa que una parte importante de la población joven, que debería estar incorporándose al mercado laboral, se ve obligada a abandonar sus estudios y su desarrollo profesional, reduciendo el potencial productivo del país.
El Unfpa insiste en que Honduras debe invertir más en políticas de prevención, educación sexual integral y programas de apoyo a las madres adolescentes. El objetivo es ofrecer oportunidades reales para que las jóvenes puedan continuar sus estudios, acceder a empleos formales y evitar que la maternidad temprana siga ampliando las brechas sociales y económicas.