Un total de 249 guatemaltecos se encuentran recluidos en el centro de detención para migrantes conocido como Alligator Alcatraz en Miami, Florida, un lugar rodeado por caimanes y pitones y que fue inaugurado en julio por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump
Las autoridades norteamericanas aseguraron que el lugar sería para encarcelar inmigrantes que cometieran delitos, sin embargo, la Cancillería de Guatemala sostiene que ninguno de sus connacionales recluidos tiene antecedentes penales y que fueron detenidos por faltas migratorias.

El canciller Carlos Ramiro Martínez informó que, el 6 de agosto, la cónsul general de Miami, Rosa María Mérida visitó el centro y entrevistó a 37 connacionales y la visita respondió al compromiso de brindar protección consular a los guatemaltecos detenidos en la nación norteamericana.
Martínez destacó además que la mayoría de los detenidos trabajaba en sectores como la construcción, jardinería y agricultura antes de ser arrestados. Muchos de ellos fueron capturados mientras conducían sus vehículos.
“No son delincuentes, no han cometido ningún delito; tienen una situación migratoria irregular”.
Atención a los migrantes guatemaltecos
El Ministerio de Relaciones Exteriores de Guatemala (Minex) explicó que los migrantes tienen derecho a una llamada diaria de 15 minutos para comunicarse con sus familiares y que algunos ya se encuentran en proceso de deportación.

El centro limita a 30 el número de entrevistas por visita, las cuales se realizan una vez por semana.
La cancillería recordó que sus 26 consulados en Estados Unidos mantienen contacto permanente con autoridades locales, organizaciones no gubernamentales e iglesias, para ofrecer asistencia a los connacionales detenidos durante sus procesos migratorios, que en muchos casos termina con deportaciones.
Alligator Alcatraz fue construida en solo una semana sobre un aeropuerto abandonado en los Everglades, al oeste de Miami. El lugar está rodeado de pantanos y caimanes y el gobernador de Florida, Ron DeSantis, lo ha presentado como un modelo para otros centros con el mismo fin.

Pese a que las autoridades estadounidenses destacan la funcionalidad del centro, organizaciones como Freedom For Immigrants lo consideran un símbolo de violaciones a los derechos humanos.
Jeff Migliozzi, director de comunicaciones de esa ONG, advirtió que el centro es un “ejemplo atroz” de la sobreactuación del gobierno local y denunció la expansión de las prisiones migratorias como una amenaza para las garantías básicas de los migrantes.