Guatemala registró hasta inicios de octubre 260 casos confirmados y 9 menores fallecidos, la mayoría con menos de 2 meses de edad. Los decesos se reportaron en los departamentos de Guatemala, Alta Verapaz, Quiché, Huehuetenango, Totonicapán y Jutiapa.
Las autoridades sanitarias advirtieron que, de no reforzarse las campañas de vacunación infantil, el brote podría propagarse aún más en las próximas semanas. En comparación con el año pasado, cuando apenas se registraron nueve contagios, el aumento actual representa un crecimiento alarmante.
El pediatra Alejandro de León calificó la situación como “una epidemia importante” y reveló que solo la semana pasada atendió siete casos positivos en un mismo colegio de la capital. “Es algo que no se debe tomar a la ligera; esta enfermedad produce ataques de tos catastróficos, por eso es clave detectarla y tratarla a tiempo”, advirtió.

El especialista relató que incluso un recién nacido permaneció 45 días hospitalizado e intubado debido a las complicaciones causadas por la infección. Muchos pacientes, explicó, presentan una tos persistente que suele confundirse con una gripe común, lo que retrasa el diagnóstico.

El Ministerio de Salud recordó que la tosferina inicia con síntomas parecidos a un resfriado: tos leve, fiebre y congestión nasal, pero luego se intensifica y puede causar pausas en la respiración o vómitos tras los episodios de tos. Los expertos recomiendan acudir al médico si la tos persiste más de una semana o se vuelve violenta y repetitiva.
Tanto los maestros como los padres de familia fueron llamados a estar atentos ante cualquier cuadro respiratorio sospechoso. Las autoridades recalcaron que la vacunación es la mejor forma de prevención y pidieron mantener al día el esquema de inmunización infantil para evitar nuevas muertes por esta enfermedad prevenible.