El cuerpo de María Florinda fue recibido en su natal Cabricán, Quetzaltenango, donde familiares y vecinos acompañaron el funeral. La guatemalteca trabajaba en Estados Unidos cuando un hombre le disparó al confundirla con una intrusa en su casa en Indiana.
Durante el velorio, la comunidad expresó el dolor acumulado tras días de espera para repatriar el cuerpo.
María Florinda vivía en Estados Unidos junto a su esposo y era madre de cuatro hijos, quienes quedaron marcados por una pérdida que califican como incomprensible e injusta.
El alcalde de Cabricán, Eleázar Esaú López, lamentó el caso y lo vinculó a la realidad de muchas familias centroamericanas que migran con la esperanza de mejorar su futuro.

“Quisiéramos que regresaran con vida y salud; lamentablemente es una víctima más de la violencia”, dijo.
Las autoridades estadounidenses señalaron que el caso no fue premeditado. De acuerdo con la investigación, el acusado habría actuado bajo la Ley de Defensa Propia, al creer que alguien intentaba entrar a su domicilio.

Una confusión que terminó en tragedia
María Florinda y su esposo trabajaban en un servicio de limpieza de casas y, según los reportes, habrían llegado por error a la vivienda equivocada. El hombre identificado como Curt Andersen disparó detrás de la puerta pensando que era un ataque en su contra.
El entierro de María Florinda no solo cerró una historia personal devastadora, sino que también reavivó el debate sobre la seguridad de las mujeres migrantes. Su caso representa a cientos de centroamericanas que siguen arriesgando la vida en busca de mejores oportunidades, pero que terminan enfrentando violencia lejos de casa.







