Norma Helena Gadea, una de las voces más representativas de la música testimonial y folclórica de Nicaragua, falleció este viernes en Managua a los 70 años, luego de enfrentar una prolongada enfermedad.
La artista, originaria de la norteña ciudad de Ocotal, se convirtió en una de las figuras más queridas de la música nicaragüense, destacando por su potencia vocal y compromiso con las luchas sociales de su país. Era hija de don Heriberto Gadea Mantilla, reconocido empresario radial, músico, pintor y actor, ya fallecido.
Gadea permaneció hospitalizada en cuidados intensivos durante dos semanas antes de su fallecimiento, confirmaron fuentes cercanas a su familia.
El cantautor nicaragüense Luis Enrique Mejía Godoy, con quien compartió escenario en múltiples ocasiones, despidió a su amiga con un emotivo mensaje publicado en redes sociales: “A mi hermana del alma, Norma Helena Gadea, que descansa en paz y ya es polvo de estrellas”, escribió, acompañado de un poema que celebra la esperanza y la luz que dejó en vida.
Norma Helena fue parte de una generación de artistas comprometidos, entre los que también figuran los hermanos Carlos y Luis Enrique Mejía Godoy, Katia Cardenal y Salvador Cardenal. En 1978 lanzó su primer disco, “Flor de pino”, un homenaje musical a la lucha del General Augusto C. Sandino y del pueblo nicaragüense contra la dictadura de Anastasio Somoza.
A lo largo de su carrera, representó a Nicaragua en múltiples escenarios internacionales, participando en conciertos de solidaridad en España, Francia, Alemania, Bélgica, Suiza, los países nórdicos, Estados Unidos, Cuba, México, Brasil, Chile, Uruguay, Argentina y toda Centroamérica.
Entre sus canciones más recordadas se encuentran Pajarita de la Paz, Mujer de Carne y Hueso, Cuando Venga la Paz y numerosas interpretaciones de música folclórica regional.
El escritor y exvicepresidente de Nicaragua, Sergio Ramírez, también expresó su pesar por la pérdida:
“Como estoy tan lejos me consuelo del dolor de esta pérdida escuchando su voz entrañable que me queda en sus discos (…) esa voz de cristal y metal que seguiré oyendo siempre porque no se apaga ni en mi memoria ni en mi oído.”







