La elección del Papa León XIV ha generado una ola de esperanza entre los exiliados y fieles católicos nicaragüenses, que ven en el nuevo Pontífice una figura cercana y solidaria ante la persecución religiosa que vive su país bajo el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo.
“Creo que el Papa León va a ser un verdadero león, defensor, campeón de la fe del pueblo nicaragüense, con la fortaleza de un león y con la humildad de un cordero”, declaró Arturo McFields Yescas, exembajador de Nicaragua ante la Organización de Estados Americanos (OEA) y actualmente exiliado, en declaraciones a la Agencia Católica de Informaciones (ACI Prensa).
Desde 2018, la Iglesia Católica en Nicaragua ha sido blanco de una intensa represión estatal, que incluye la expulsión de sacerdotes y religiosas, la prohibición de actos litúrgicos públicos, y la cancelación de instituciones eclesiales como Cáritas y la Universidad Centroamericana (UCA), dirigida por la Compañía de Jesús.
La relación entre la dictadura de Ortega y el Vaticano atravesó fuertes tensiones durante el pontificado de Francisco. En marzo de 2023, el papa argentino calificó al régimen nicaragüense como una “dictadura grosera” y comparó su estilo represivo con el de “una dictadura comunista de 1917 o una hitleriana de 1935”, lo que provocó una ruptura de facto en las relaciones diplomáticas.

En respuesta, el régimen exigió el cierre de la sede diplomática de la Santa Sede en Managua y suspendió las relaciones con el Vaticano.
Pese a estas fricciones, el papa Francisco mantuvo gestos pastorales hacia la Iglesia perseguida en Nicaragua, y su postura crítica frente a los atropellos del régimen sirvió de respaldo moral a la comunidad católica nicaragüense.
McFields expresó que, a pesar de la represión, “la fe sigue estando libre y fortalecida en medio de la persecución”, y se mostró convencido de que “se vienen tiempos mejores, aunque la dictadura no respete ni las leyes espirituales ni las terrenales”.
El Cardenal Leopoldo Brenes, arzobispo de Managua, también se pronunció sobre el nuevo Pontífice. En un mensaje difundido por la Arquidiócesis de Managua, aseguró que León XIV “es un hombre humilde, sencillo y de escucha”, y pidió a los fieles orar para que siga guiado por el Espíritu Santo.
La abogada e investigadora Martha Patricia Molina, autora del informe “Nicaragua: Una Iglesia perseguida”, celebró la elección del Papa León XIV, destacando su cercanía con el pueblo nicaragüense. En su informe más reciente, Molina documenta 971 ataques contra la Iglesia católica por parte del régimen entre 2018 y 2024.
“Hemos recibido con júbilo y esperanza al nuevo pontífice, y esperamos que continúe como el Papa Francisco, muy cercano al pueblo de Nicaragua y a todas las vulneraciones de derechos humanos que se cometen constantemente”, señaló.
Molina advirtió que, aunque el Vaticano abogue por el diálogo, “la dictadura no está dispuesta a ceder si no tiene intereses de por medio”, y denunció el uso del Ejército, la Policía Nacional y más de 80,000 paramilitares para reprimir a la población.
Félix Maradiaga, presidente de la Fundación para la Libertad de Nicaragua y excandidato presidencial, recordó que León XIV, cuando era obispo en Perú, suscribió en 2022 una carta de solidaridad con el pueblo nicaragüense que exigía “justicia y democracia”.
En declaraciones a ACI Prensa, Maradiaga destacó el compromiso del nuevo Papa con los pueblos de América Latina y subrayó que “la lucha por la libertad en Nicaragua corresponde ante todo a sus ciudadanos, no al Papa, pero su autoridad moral es esencial ante violaciones flagrantes a la libertad de conciencia”.
“El silencio diplomático puede ser comprensible en ciertos contextos, pero frente a la injusticia sistemática se vuelve ensordecedor y escandaloso”, agregó, al tiempo que expresó su esperanza en que León XIV sea, sobre todo, “un pastor de almas que comprenda el sufrimiento de los nicaragüenses y los consuele espiritualmente”.
La figura de León XIV, según los testimonios recogidos por ACI Prensa, suscita esperanzas renovadas en una comunidad católica perseguida pero resistente, que confía en el apoyo moral del Vaticano en su camino de fe bajo condiciones de represión.