El flujo de migrantes que utilizaban a Panamá como ruta de tránsito hacia Estados Unidos se ha desplomado drásticamente en 2025, con una caída de entre el 95 % y casi el 100 %, según datos oficiales. La cifra contrasta con los más de 500,000 cruces registrados en 2023 y los 186,000 de 2024.
Hasta la fecha, las autoridades panameñas solo contabilizan cerca de 2,300 personas que han atravesado la selva del Darién, un cambio radical en la dinámica migratoria regional impulsado principalmente por el endurecimiento de las políticas migratorias estadounidenses.
Como efecto colateral, Panamá también ha documentado un fenómeno creciente de “migración inversa”, conformado por personas que no lograron ingresar a territorio estadounidense y optaron por retornar a sus países de origen.
En lo que va del año, alrededor de 13,200 migrantes —en su mayoría venezolanos, ecuatorianos y colombianos— han sido repatriados mediante vuelos, rutas marítimas y esfuerzos coordinados con otros países.
La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) detalló que en lo que va de diciembre solo se ha reportado el paso irregular de 397 personas en la ruta norte-sur por Panamá. La cifra más alta del año se registró en abril, con 3,013 personas.
A diferencia de años anteriores, estos migrantes no están cruzando la selva del Darién con dirección al norte del continente, sino que buscan vías marítimas para regresar desde Panamá hacia Sudamérica, evidenciando un giro en las rutas migratorias y en las decisiones de quienes se ven forzados a abandonar sus países.
