Las autoridades de Guatemala aseguraron el lunes que no negociarán con los cabecillas de pandillas trasladados recientemente a la cárcel de máxima seguridad Renovación I, pese a la serie de motines simultáneos que se han desatado en distintos penales del país desde inicios de agosto.
El presidente guatemalteco, Bernardo Arévalo, explicó que los disturbios son consecuencia de las medidas adoptadas para retomar el control del sistema penitenciario.
“Lo que estamos viendo y esta serie de motines es el resultado de las medidas que se vienen tomando en el Ministerio de Gobernación para evitar que las maras y pandillas sigan operando desde adentro de las cárceles, donde lo hacían con plena libertad”, declaró el mandatario.
El más reciente motín ocurrió este lunes en los penales de Pavoncito, Fraijanes, El Boquerón, Santa Rosa y en el Centro Especializado de Reinserción (CER) en la zona 13 de la Ciudad de Guatemala.
En este último, el Comando Antisecuestros y Fuerzas Especiales de la Policía Nacional Civil liberó anoche a tres cocineros que habían sido secuestrados por 34 pandilleros juveniles.
El conflicto comenzó el 31 de julio, cuando diez cabecillas fueron trasladados a Renovación I, una prisión de máxima seguridad. Desde entonces se han registrado disturbios en al menos cuatro cárceles, incluido el Centro Preventivo para Hombres en la zona 18 de la capital.
El ministro de Gobernación, Francisco Jiménez, calificó los secuestros y amotinamientos como “intentos desesperados” de los pandilleros para presionar al Estado.
“Los pandilleros quieren que sus líderes salgan de Renovación I y eso NO va a pasar. Tratarán de presionarnos con violencia en las calles o en el sistema penitenciario, pero no negociamos con criminales”, subrayó el ministro.
Jiménez recordó que en administraciones anteriores se toleraban acuerdos con las pandillas, pero advirtió que bajo el actual gobierno esa práctica terminó: “Antes negociaban, pero con esta administración no”.