La propaganda del régimen de Daniel Ortega sobre su supuesta estrategia de “muro de contención del crimen organizado” se desmorona ante el último informe del Departamento de Estado de los Estados Unidos.
El Informe sobre la Estrategia Internacional de Control de Narcóticos 2025 revela que Nicaragua no sólo es un punto crítico para el tráfico de drogas y migrantes irregulares, sino que también ha reducido su cooperación internacional en la lucha contra el narcotráfico, debilitando aún más su capacidad de interdicción.
Un país convertido en corredor del narcotráfico
El informe subraya que la ubicación estratégica de Nicaragua, sumada a la falta de una aplicación efectiva de la ley, la corrupción rampante y su débil infraestructura de seguridad, ha convertido al país en un eslabón clave del tráfico de drogas con destino a Estados Unidos.
El narcotráfico en Nicaragua se mueve principalmente a través de dos corredores: las rutas terrestres en la costa del Pacífico y las marítimas en el Mar Caribe, siendo Colombia la principal fuente de narcóticos.
“La laxitud de la aplicación de la ley y el entorno permisivo del régimen han sido aprovechados por organizaciones transnacionales del narcotráfico, las cuales operan con relativa impunidad dentro del país”, advierte el informe.
La cooperación en caída libre
El deterioro de la relación entre Nicaragua y Estados Unidos ha tenido un impacto directo en la lucha contra el narcotráfico.
En respuesta a las constantes violaciones de derechos humanos y a la corrupción dentro del régimen de Ortega, Washington y la Unión Europea han impuesto sanciones económicas y suspendido la asistencia en materia de seguridad.
Esto ha llevado a la terminación de las operaciones de la DEA en Nicaragua en 2025, lo que marca un punto de quiebre en la cooperación entre ambos países.
Según el informe, el régimen nicaragüense ha ignorado solicitudes rutinarias de información y ha dejado de coordinar esfuerzos con agencias internacionales, lo que ha facilitado la expansión del crimen organizado en su territorio.
El mito del “muro de contención”
El régimen de Ortega ha vendido la narrativa de un país blindado contra el crimen organizado a través de su “Estrategia del Muro de Contención”, un plan basado en patrullajes terrestres, aéreos y marítimos.
Sin embargo, los datos revelan que la supuesta estrategia tiene un éxito limitado y carece de transparencia.
El informe del Departamento de Estado resalta un hecho revelador: en 2024, Rusia incautó una tonelada de cocaína proveniente de Nicaragua, lo que demuestra que el país sigue siendo un eslabón débil en la lucha contra el tráfico de drogas.
Además, las cifras oficiales de interdicción presentadas por el régimen nicaragüense carecen de auditoría independiente, lo que pone en duda su veracidad.
En los primeros nueve meses de 2024, Nicaragua incautó 1.29 toneladas de cocaína y 1.98 toneladas de marihuana, además de destruir más de 180,000 plantas de cannabis.
Si bien estos números parecen reflejar esfuerzos por parte del régimen, en términos comparativos, otros países centroamericanos con territorios similares han logrado decomisos mucho mayores, lo que evidencia la falta de efectividad en la interdicción.
La corrupción como obstáculo
El informe también subraya la corrupción dentro de las instituciones de seguridad nicaragüenses como un factor clave en el fracaso de la lucha antidrogas.
Oficiales del Ejército y la Policía de la dictadura han sido vinculados a redes de narcotráfico, y el sistema judicial está controlado por el régimen, lo que impide investigaciones independientes.
El Departamento de Estado también advierte que el aislamiento internacional de Nicaragua ha obligado al régimen a buscar apoyo de aliados como Rusia y China, especialmente en materia de entrenamiento y vigilancia.
No obstante, la falta de equipo esencial y la ausencia de voluntad política han impedido que estos acuerdos tengan un impacto significativo en la seguridad del país.
¿Hacia un narcoestado?
La ineficacia de la política antidrogas del régimen de Ortega y su progresiva desconexión con la comunidad internacional han llevado a los investigadores de Estados Unidos a plantear la posibilidad de que Nicaragua esté transitando hacia un modelo de narcoestado.
El informe de Estados Unidos señala que el país ya no solo es un punto de tránsito para los carteles, sino que existe evidencia creciente de que grupos locales participan en el almacenamiento y distribución de drogas dentro del país.
“La convergencia entre corrupción, narcotráfico y represión política hace de Nicaragua un caso preocupante en el hemisferio”, afirma el documento.
Presión internacional en aumento
El informe concluye con un llamado a la comunidad internacional para fortalecer los mecanismos de vigilancia y aumentar la presión diplomática sobre el régimen de Ortega. Entre las acciones recomendadas están:
• Mayor seguimiento internacional de las actividades de tráfico de drogas en Nicaragua.
• Sanciones económicas adicionales contra funcionarios involucrados en el crimen organizado.
• Iniciativas regionales para contener el flujo de drogas desde y a través de Nicaragua.
• Investigaciones independientes sobre la relación del régimen con el narcotráfico.
La narrativa oficial del régimen sandinista sobre su lucha contra el crimen organizado, se desplomó ante las revelaciones de este informe.
En resumen el informe destaca que lejos de ser un “muro de contención”, Nicaragua se consolida como un paso franco para el narcotráfico, con un gobierno más preocupado por silenciar disidencias que combatir el crimen transnacional.