Estados Unidos dejó en suspenso miles de solicitudes de asilo, incluyendo las de al menos 100,000 nicaragüenses que iniciaron sus trámites desde 2018, luego de que el presidente Donald Trump ordenara la anulación temporal de estos procesos.
Aunque Nicaragua no figura entre los 19 países catalogados por la Casa Blanca como de “alto riesgo”, organizaciones de migrantes confirmaron que la suspensión se está aplicando “de manera pareja” a todos los solicitantes de asilo, sin distingos por nacionalidad.
La medida afecta especialmente a los nicaragüenses que huyeron tras la represión de 2018, cuando la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo desató una ola de asesinatos, detenciones y persecución política.
Eso incluye a decenas de ex reos políticos a los que la dictadura de Nicaragua deportó a Estados Unidos en 2023.
Según datos oficiales citados por organizaciones migrantes, unos 800,000 nicaragüenses viven actualmente en Estados Unidos.
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Refugiados no escapan al temor
De ellos, aproximadamente 500.000 llegaron después de 2018 y una parte sustancial depende del proceso de asilo para regularizar su situación.
La suspensión también abre la puerta a una revisión a gran escala de los permisos de refugio emitidos desde 2021, incluidos los beneficiarios del Plan de Movilidad Segura.
De acuerdo con estimaciones preliminares, esto podría alcanzar a unos 12.000 nicaragüenses que ingresaron bajo ese mecanismo.
El gobierno estadounidense no ha precisado cuánto durará la congelación de expedientes.
Organizaciones de apoyo a migrantes advierten que la medida agravará la incertidumbre jurídica y emocional de miles de familias que dependen del asilo para evitar la deportación y acceder a permisos de trabajo.






