Disturbios en Caribe hondureño por operación militar antidrogas que deja un muerto

Una persona murió en un enfrentamiento con policías en la Mosquitia, confirmó el ejército de Honduras.

Efectivos militares mataron a una persona en una operación antidrogas desplegada en la zona indígena de la Mosquitia, ubicada en el este de Honduras y considerada un santuario de narcotraficantes, ante lo cual reaccionaron pobladores quemando un cuartel, según un comunicado de los mandos castrenses divulgado este miércoles.

Miembros del destacamento militar del municipio de Brus Laguna, departamento de Gracias a Dios, “recibieron un ataque con arma de fuego por parte de un ciudadano, el cual falleció en el intercambio de disparos”, confirmó la nota emitida por las Fuerzas Armadas.

Este incidente se registró en la madrugada del lunes 1° de enero, luego de que los militares fueron alertados “por el tránsito de una lancha que transportaba un cargamento de supuesta droga” procedente de Colombia.

El jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas, general Roosevelt Hernández, declaró en el Canal 5 de televisión que dos pobladores “exacerbados en sus ánimos” por la muerte llegaron a la sede militar y en un “intercambio de disparos” resultó herido uno de ellos así como un subteniente encargado del destacamento.

Luego “se volvieron a caldear los ánimos” y en una acción aparentemente por hacer “justicia” por mano propia “el pueblo fue al destacamento”, el cual acabó incendiado, acotó el alto oficial.

La representante en Honduras de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Alice Shackelford, abogó en la red social X por “la investigación y justicia sobre lo acontecido”.

Gracias a Dios, de cerca de 17.000 km2, es habitado principalmente por indígenas misquitos y es accesible sólo por mar y aire desde el resto de Honduras. La región es usada por traficantes para transportar cocaína desde Sudamérica hacia Estados Unidos, según las autoridades e investigaciones de organismos especializados.

Los narcotraficantes descargan la droga de avionetas utilizando pistas clandestinas en las vastas extensiones despobladas, de lanchas que llegan a embarcaderos propios o la lanzan protegidos por plástico al mar. Las autoridades acusan a los pobladores de colaborar con los criminales a cambio de dinero o parte de la droga. (AFP)

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