En el Día Internacional de los Pueblos Indígenas, 9 de agosto, el colectivo de derechos humanos Nicaragua Nunca Más denunció el recrudecimiento de la represión y el despojo de tierras que enfrentan las comunidades indígenas en Nicaragua bajo el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo.
La organización, integrada por defensores exiliados, alertó que las comunidades Rama, Mayangna y Miskita siguen siendo víctimas de exclusión, violencia y despojo de sus territorios.
Ademñas, persisten las invasiones de colonos, la explotación minera y agrícola y la deforestación de zonas protegidas como la Reserva Indio Maíz.
El colectivo exigió la liberación inmediata de diez guardabosques —varios de ellos indígenas de la familia Bruno— condenados, según la denuncia, por delitos fabricados y bajo procesos judiciales “arbitrarios e injustos”.
También reiteró su demanda de esclarecer la desaparición forzada en 2023 del líder indígena y diputado Brooklyn Rivera, y la liberación de la dirigente miskita Nancy Elizabeth Henríquez James, encarcelada desde hace más de dos años.
Tambièn abogaron por Steadman Fagot, detenido en 2024 por el ejército sandinista tras criticar públicamente a la dictadura Ortega Murillo.
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Indígenas sin derechos ni libertades
La declaración recordó además el asesinato del periodista Ángel Gahona en abril de 2018, en Bluefields, un crimen aún sin resolver que, según la organización, simboliza la represión contra quienes documentan y defienden los derechos de estas comunidades.
Nicaragua Nunca Más advirtió que las recientes reformas legales impulsadas por el oficialismo facilitarán la entrega de concesiones a empresas extranjeras para explotar recursos naturales en territorios indígenas.
Ellos agravaría la pérdida de tierras, la degradación ambiental y el desplazamiento de poblaciones originarias. “El derecho a la tierra y la preservación cultural están en riesgo crítico”, subrayó el colectivo.
Según la organización, la defensa de los pueblos indígenas en Nicaragua enfrenta un contexto de “profunda injusticia” marcado por el aislamiento, la pobreza y la criminalización de líderes comunitarios.