Una nueva jornada marcada por la violencia dejó siete personas asesinadas entre las 6 de la tarde del miércoles y las 7 de la mañana de este jueves en diferentes puntos de Costa Rica, de acuerdo con reportes de la Fuerza Pública y el Organismo de Investigación Judicial.
La mayoría de los crímenes se cometieron a balazos, reflejando la creciente incidencia del crimen organizado y el aumento de los ajustes de cuentas como forma predominante de violencia homicida.
Con estos casos, la cifra de homicidios en lo que va de 2025 asciende a 377, superando ya los 375 registrados a la misma fecha en 2024, en un escenario que hace temer que el país cierre el año como el tercero más violento de su historia reciente, bajo la administración del presidente Rodrigo Chaves.
Entre las víctimas se reporta un nicaragüense, a quien llegaron a rafaguear mientras hacía reparaciones en su vivienda en La Cruz, provincia de Guanacaste. Otro ciudadano costarricense también fue acribillado en el acto, ocurrido la noche del miércoles.
En paralelo a esta oleada de crímenes, el Organismo de Investigación Judicial (OIJ) y el Ministerio de Seguridad Pública desplegaron este jueves una operación de alto impacto contra una presunta organización narcoarmada que operaba en la región norte del país.

A partir de las 5:00 de la mañana, equipos especializados ejecutaron 11 allanamientos: ocho en distintos sectores del cantón de San Carlos, a 95 kilómetros al norte de San José, y tres más en Guápiles, al noreste de la capital.
Las pesquisas, que se remontan a 2023, permitieron establecer que la red criminal operaba bajo la modalidad de narcomenudeo express en Aguas Zarcas, y con el tiempo extendió su control territorial a Guatuso y Upala.
A varios de sus integrantes se les vincula con dos asesinatos ocurridos este mismo año: uno en La Fortuna de San Carlos y otro en La Palmera de Santa Rosa, donde fue ultimada una persona de apellido Blanco, de 36 años.
Durante la operación, se detuvo a al menos 17 personas, 16 costarricenses y un ciudadano nicaragüense. Según el ministro de Seguridad, Mario Zamora, las evidencias de los crímenes de la banda, en modalidad sicariato, son abrumadoras
Las autoridades buscan consolidar el expediente judicial con pruebas que confirmen el crecimiento estructural y operativo del grupo, señalado por su presunta participación en tráfico de drogas y homicidios.
Pese a los esfuerzos policiales, la violencia no da tregua. La sucesión de asesinatos y el avance territorial de las bandas criminales evidencian una crisis de seguridad que se ha tornado estructural. Costa Rica cerró 2024 con 880 homicidios, y todo apunta a que el 2025 seguirá esa misma senda