Millones de centroamericanos conmemoran este 2 de noviembre el Día de los Difuntos, una tradición de 5 siglos nacida de la fusión del catolicismo y las creencias ancestrales de la región, una fecha especial en la que con ofrendas florales y otras expresiones se recuerda a quienes “ya partieron de este mundo”.
Desde la intensidad y colorida costumbre guatemalteca, marcada por una delicia culinaria infaltable en la fecha, el fiambre, hasta el sincretismo panameño, en donde incide ese tan particular carácter caribeño, la región hace una pausa social para valorar la vida y rendirle respeto a la muerte.
La principal tradición es visitar cementerios, limpiar tumbas, colocar flores y orar porque el alma del difunto vaya al cielo.
En El Salvador, los comerciantes de flores y platos típicos han llegado a los cementerios de las principales ciudades a ofrecer sus productos, pero en esta ocasión sus esperanzas de ventas se ven diluidas por una emergencia nacional a consecuencia de la tormenta Pilar, que ha provocado lluvias intensas desde el lunes.
En la capital, San Salvador, donde están los camposantos más grandes del país, la policía y la alcaldía han dispuesto un plan de seguridad que regula el tráfico vehicular con el propósito de que los ciudadanos ingresen ordenadamente a los panteones.
Con fiambre y barriletes
Además de las flores en tumbas y algunas ofrendas, los guatemaltecos comen fiambre, una tradición culinaria y cultural del 1 y 2 de noviembre, que es símbolo de unión familiar entre vivos y muertos.
El origen de este plato frío se remonta a la época colonial. El más tradicional es el fiambre rojo cargado de hasta 50 ingredientes entre los que sobresalen embutidos -jamones y chorizos de diversos colores- verduras encurtidas, quesos, huevo cocido, alcaparras, aceitunas y condimentos, con un toque exquisito de vinagre. La remolacha es fundamental en la preparación de esta variedad. El fiambre además tiene un “caldillo”, formado por el agua donde fueron preparados los demás componentes.
También hay una variedad de fiambre blanco, sin remolacha. Algunas recetas incluyen pescado.
El fiambre como platillo tradicional guatemalteco, que resulta ser un vínculo de mística coexistencia entre vivos y muertos.

Además, tienen el encantador y colorido festival de los barriletes gigantes de Sumpango Sacatepéquez, que este año fue suspendido debido a las lluvias.
Vínculos mayas
Dicen que gran parte del encanto de Belice y su gente se debe a la mezcla de la gran variedad de raíces mestizas, indígenas, africanas y europeas, que se mezclan con costumbres mayas y aztecas por su cercanía con México. Por eso, el Día de los Difuntos ha retomado algunas costumbres mexicanas y las han incorporado y hecho propias. Ofrendas de comidas en las tumbas, junto a las flores, son parte del ritual del país menos poblado de Centroamérica.
Con música y comida
El ayote, una variedad de calabaza, preparada con miel oscura de dulce, es una de las delicias que en Honduras se acostumbra a comer en la temporada. Algunos ofrendan en las tumbas no sólo flores, sino también el plato.
Los nicaragüenses visitarán los cementerios pero entre nuevas prohibiciones porque la dictadura ordenó que no se pueden realizar misas ni actos religiosos, como se ha hecho durante años.
En este país es habitual que en el Día de los Difuntos los panteones se conviertan en una especie de feria y nunca falta aquel que le lleva serenata a la tumba de su ser querido.
En Costa Rica, donde poco a poco han adoptado costumbres mexicanas, como las catrinas, suelen montar altares en casas para recordar a los seres queridos.
En San José, la capital, hay fiestas abiertas al público y abunda la comida.