Un nuevo informe advierte que cerca del 46 % de las especies de árboles que crecen exclusivamente en México y Centroamérica están amenazadas de extinción, principalmente por la expansión agrícola y la tala, lo que agrava la crisis de deforestación que afecta al patrimonio natural de Mesoamérica.
De las 4,046 especies de árboles endémicos identificadas en Mesoamérica, 1,867 figuran en las categorías de vulnerables, en peligro o en peligro crítico, según los estándares de la Lista Roja de la UICN. Guatemala, Nicaragua y El Salvador concentran los mayores porcentajes de árboles amenazados, con tasas que superan el 90 %.
México, el país con mayor diversidad arbórea de la región, registra 888 especies endémicas amenazadas, mientras que Costa Rica suma 227. La presión de la agricultura a gran y pequeña escala encabeza las amenazas, seguida por la tala intensiva en al menos cinco países.
El estudio, parte de la Evaluación Global de los Árboles, señala que tres especies mexicanas ya se consideran extintas debido al impacto de la agricultura: Bourreria veracruzana, Licaria mexicana y Hesperelaea palmeri. Dos más solo sobreviven en colecciones botánicas.
Aunque un 72 % de los árboles amenazados se encuentran en áreas protegidas, solo 16 % cuentan con acciones de conservación específicas y apenas 18 % están resguardados en jardines botánicos o colecciones ex situ.
“Esto evidencia un vacío crítico para garantizar la supervivencia de los árboles en peligro”, advirtió Emily Beech, responsable del estudio.
Según el estudio, la amenaza más común para las especies arbóreas endémicas de un solo país en la región mesoamericana es la pérdida de hábitat debido a la expansión de la agricultura. Esta categoría incluye cultivos, plantaciones y ganado. Dentro de la agricultura, la amenaza más apremiante para las especies amenazadas son los cultivos no maderables anuales y perennes, en todas las escalas (agricultura migratoria (357 especies), pequeños productores (556 especies), agroindustria (542 especies)).
El pastoreo también afecta a un gran número de especies amenazadas (pequeños productores (345 especies) y agroindustria (326 especies). Existe una variación regional, y en cinco países la explotación es la segunda amenaza más común.
Otras amenazas importantes incluyen la perturbación humana (Nicaragua), el desarrollo urbano (El Salvador) y los incendios (Honduras).
Los investigadores resaltaron que la restauración forestal debe priorizar especies nativas y en peligro, evitando depender solo de especies de rápido crecimiento y origen exótico. Además, subrayaron la urgencia de la cooperación internacional, ya que 515 especies se distribuyen entre dos o más países de la región.
El informe también advierte sobre la falta de información: en Panamá y Belice más de un tercio de las especies permanecen sin datos suficientes para evaluar su riesgo de extinción. Los expertos instan a reforzar los estudios de campo y la investigación taxonómica.
La crisis climática, los incendios forestales, las plagas y el cambio de uso de suelo siguen afectando incluso a áreas teóricamente protegidas. Los autores piden estrategias integrales y urgentes para evitar que la deforestación avance y se pierda un patrimonio clave para la biodiversidad mundial.