Mientras la migración irregular de nicaragüenses hacia Estados Unidos ha caído a niveles históricos en 2025, el número de detenciones internas y deportaciones de ciudadanos originarios de Nicaragua va en aumento, reflejando un giro en la estrategia migratoria estadounidense bajo la actual administración.
Desde octubre de 2024 hasta junio de este año, apenas 2,859 nicaragüenses fueron interceptados tratando de ingresar por la frontera sur o norte de EE. UU.
Ello representa una reducción superior al 96 % en comparación con los 91,049 arrestos registrados en el mismo periodo del año fiscal anterior, según datos de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés).
En mayo de 2025, solo 129 personas nicaragüenses fueron detenidas en frontera, frente a las 6,724 del mismo mes en 2024.
En contraste, las autoridades de inmigración han intensificado operativos de detención y deportación interna, bajo un esquema de aplicación más estricta de las leyes migratorias.
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Deportaciones a granel
Hasta la fecha, se reporta la realización de 22 vuelos de deportación, que han retornado a 2,527 nicaragüenses a Managua.
Según fuentes diplomáticas, al menos 299,000 nicaragüenses están en riesgo de ser deportados en los próximos meses, al estar registrados en procesos de expulsión activa o bajo vigilancia de ICE (Servicio de Control de Inmigración y Aduanas).
Uno de los casos más recientes fue el arresto de ocho ciudadanos nicaragüenses en Lancaster, Minnesota, una localidad al norte del estado, próxima a la frontera con Canadá.
La operación, ejecutada el 14 de julio, fue confirmada por el jefe del Sector Grand Forks de la Patrulla Fronteriza, Scott D. Garrett, como parte de un operativo conjunto con otras agencias federales.
“El 14 de julio, los agentes de GFN ayudaron a otras agencias federales con una operación específica cerca de Lancaster. La operación condujo al arresto de ocho ciudadanos nicaragüenses por violaciones de inmigración”, detalló Garrett en un comunicado oficial.
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Menos migrantes y más deportaciones
Familiares de los detenidos afirmaron que varios de ellos contaban con permisos de trabajo vigentes y estaban empleados legalmente al momento del arresto.
“Nos sorprendió mucho. No estaban haciendo nada malo. Tenían sus permisos de trabajo, estaban laborando, y aun así se los llevaron sin tener una orden de arresto”, lamentó un pariente.
Este tipo de acciones forma parte de una política más dura contra inmigrantes indocumentados en Estados Unidos, que prioriza la vigilancia interna, incluso en lugares alejados de la frontera sur, como Minnesota o Dakota del Norte.
El Sector Grand Forks ha reportado un aumento de cruces irregulares desde Canadá, aunque las cifras siguen siendo bajas en comparación con la frontera con México.
Para expertos en migración, la caída del flujo desde Nicaragua responde tanto al endurecimiento de políticas estadounidenses como al temor de ser deportado tras años de residencia irregular.
Además, se ha reducido significativamente el número de aprobaciones de parole humanitario y otras vías legales, lo que ha desincentivado nuevos intentos de ingreso.
De Trump a Ortega
La dictadura de Nicaragua, dirigido por los dictadores Daniel Ortega y Rosario Murillo, no se ha pronunciado sobre el creciente número de deportaciones, pese a que las estadísticas reflejan un retorno constante de exiliados y migrantes, algunos de ellos perseguidos políticos o solicitantes de asilo.
La combinación de redadas internas, vuelos de deportación y restricciones en la frontera augura un panorama incierto para decenas de miles de nicaragüenses que residen en EE. UU. sin estatus regular.
Organizaciones de derechos humanos han advertido que muchas de estas personas podrían estar en riesgo si son devueltas a su país de origen, donde persiste un régimen autoritario y represivo.