Su familia promete regresar sus restos a Nicaragua cuando el país sea libre de los dictadores Ortega Murillo
La expresidenta de Nicaragua, Violeta Barrios de Chamorro, fue sepultada este martes en el Cementerio General de San José, Costa Rica, en una ceremonia privada y profundamente simbólica, marcada por el exilio forzado de su familia y por el compromiso de retornar sus restos a Nicaragua “cuando vuelva a ser república”.
La exmandataria, fallecida el pasado 14 de junio a los 95 años tras una larga enfermedad, fue enterrada de forma temporal en la tumba de su tío, Manuel Joaquín Barrios Sacasa, junto a su hija María Milagros Chamorro Barrios, quien nació y murió en Costa Rica en 1959.
Los actos fúnebres contaron con la presencia de sus hijos y familiares cercanos, que acudieron a rendir el último tributo a una de las figuras políticas más emblemáticas de la transición democrática centroamericana.
La familia Chamorro Barrios anunció que los restos de doña Violeta reposarán en suelo costarricense hasta que pueda ser honrada “en un país libre y democrático”, en alusión al contexto de represión que vive Nicaragua bajo el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo.
“Hasta que Nicaragua vuelva a ser República, y su legado patriótico pueda ser honrado”, expresó la familia en declaraciones al medio digital Confidencial, dirigido por su hijo, el periodista exiliado Carlos Fernando Chamorro.

Legado de libertad
Nacida en Rivas el 18 de octubre de 1929, Violeta Barrios de Chamorro se convirtió en 1990 en la primera mujer presidenta de Nicaragua y de Centroamérica, tras derrotar en las urnas al entonces dictador sandinista Daniel Ortega.
Viuda del periodista y héroe nacional Pedro Joaquín Chamorro, asesinado en 1978 por la dictadura somocista y reconocido como Mártir de las Libertades Públicas, su figura emergió como símbolo de reconciliación nacional en los años posteriores a la guerra civil.
Durante su mandato, entre 1990 y 1997, encabezó un proceso de pacificación, reducción del aparato militar, reconstrucción económica y fortalecimiento de las libertades públicas. Fue también una activa promotora de la libertad de prensa.
En los últimos años, su salud se deterioró y fue trasladada a Costa Rica el 17 de octubre de 2023, donde falleció en el exilio, alejada del país al que dedicó su vida pública.

Exilio y persecución
El entierro de la exmandataria se realiza en un contexto marcado por el destierro forzado de su familia, producto de la represión sistemática que el régimen Ortega-Murillo ha ejercido contra la prensa independiente y la familia Chamorro.
En 2021, la Fiscalía nicaragüense abrió un proceso judicial por presunto lavado de dinero contra la Fundación Violeta Barrios de Chamorro, dirigido a inhabilitar la candidatura presidencial de su hija Cristiana Chamorro, quien permaneció 18 meses bajo arresto domiciliario y fue posteriormente desterrada en 2023.
La dictadura le despojó de su nacionalidad, como a más de 300 opositores y periodistas. Asimismo, La Prensa, el diario fundado por Pedro Joaquín Chamorro y dirigido por la familia durante décadas, fue confiscado en agosto de 2021 por la policía al servicio de la familia dictatorial.
El régimen acusó falsamente a sus directivos de delitos económicos y cerró sus instalaciones, mientras perseguía a sus periodistas, en una de las acciones más severas contra la libertad de expresión en el país.
Carlos Fernando Chamorro, director de Confidencial, se encuentra exiliado en Costa Rica desde 2021, tras sufrir allanamientos, amenazas y persecución judicial por su labor como periodista al frente de Confidencial Digital.
La sepultura estuvo acompañada por oraciones y discursos de despedida. Uno de los momentos más simbólicos fue cuando Cristiana Chamorro depositó un puñado de tierra nicaragüense en la tumba.
“Tierra de Nicaragua para que la envuelva, y la sienta, que es la misma que va a volver a sentir el día que la llevemos cuando Nicaragua —hemos dicho— vuelva a ser república, y tengamos la paz y la libertad que gozamos en sus tiempos”, dijo Cristiana ante el féretro.