El primer ministro de Belice, John Briceño, reclamó ante la 80ª Asamblea General de Naciones Unidas que se reconozcan las contribuciones de Taiwán al desarrollo mundial y la innovación tecnológica, señalando que es injusto que una democracia próspera permanezca excluida del organismo internacional.
“Con solo cinco años para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible, la urgencia es máxima. Sin embargo, la ONU aún excluye a un actor clave, el pueblo de Taiwán”, afirmó el primer ministro beliceño.
El primer ministro subrayó que Taiwán ya apoya a otros países en áreas estratégicas y urgió a la ONU a “reconocerlo como socio indispensable en la búsqueda común de desarrollo sostenible”. Sus palabras reafirman el respaldo histórico de Belice a Taiwán, pese a la presión de China para que los países cambien de reconocimiento diplomático.
Briceño destacó a Taiwán como “una democracia pujante con liderazgo en innovación de alta tecnología, semiconductores, inteligencia artificial, biotecnología y energías renovables, fundamentales para la seguridad de las cadenas de suministro y el desarrollo sostenible”.
Críticas a la ONU
Briceño también criticó la inacción de los Estados miembros más poderosos frente a conflictos que involucran a potencias nucleares en Asia, Europa y Medio Oriente.
Señaló que las guerras en Gaza, Ucrania y Sudán evidencian un patrón de impunidad y cinismo, mientras el gasto militar global supera la mitad del PIB combinado de América Latina y el Caribe.
En materia regional, defendió la vía pacífica que Belice ha seguido ante Guatemala a través de la Corte Internacional de Justicia y denunció el uso de “tácticas militares” contra embarcaciones civiles en el Caribe.
Sobre el cambio climático, advirtió que su país es el quinto Estado insular más vulnerable, ya sufre desplazamientos costeros y enfrenta riesgos crecientes en la agricultura y la energía.
De cara a la COP30 en Belem, adelantó que Belice exigirá a las 20 economías más contaminantes compromisos más ambiciosos de reducción de emisiones. Reclamó a los países desarrollados movilizar $1.3 billones en financiamiento climático para priorizar a los pequeños Estados insulares, quienes hoy reciben apenas el 1 % de esos recursos, mientras la industria de combustibles fósiles sigue recibiendo billones en subsidios. “Esto no solo es perverso, es peligroso”, sentenció, al tiempo que pidió más inversión en soluciones basadas en la naturaleza.