La celebración común despierta una pregunta clave: ¿por qué casi toda Centroamérica recuerda su independencia el mismo día? La respuesta está en un proceso histórico que inició con rebeliones locales y terminó con la firma de un documento que cambió el rumbo de la región.
La búsqueda de independencia en Centroamérica comenzó en 1811, cuando en El Salvador estalló el primer levantamiento contra las autoridades coloniales. Aquella rebelión, liderada por curas y criollos inconformes con las leyes españolas, abrió un camino que se extendería por diez años.
El 15 de septiembre de 1821 se firmó en Guatemala el Acta de Independencia de Centroamérica, con la que se declaró la separación de la Corona española. Ese día, Guatemala, Honduras, El Salvador, Costa Rica y Nicaragua se unieron en una decisión que marcaría la historia de la región.
Durante el dominio español, lo que hoy conocemos como Centroamérica, con excepción de Panamá, formaba parte de la Capitanía General de Guatemala, bajo el Virreinato de Nueva España. Esta organización facilitó que la independencia se declarara de manera conjunta para casi toda la región.
Panamá y Belice: un camino distinto
Panamá no comparte la fecha del 15 de septiembre porque obtuvo su independencia más tarde. Fue el 28 de noviembre de 1821 cuando se liberó de España.
Sin embargo, en lugar de convertirse en república independiente, se unió a la Gran Colombia, el proyecto de integración impulsado por Simón Bolívar.
El caso de Belice es diferente. Este territorio se convirtió en colonia británica en 1840 y no fue hasta el 21 de septiembre de 1981 que alcanzó la independencia. Desde entonces, cada año conmemora su libertad en una fecha distinta al resto de países de la región.
Así, el 15 de septiembre no solo es una jornada de desfiles, actos cívicos y símbolos patrios, sino también un recordatorio de la historia compartida que dio origen a las naciones centroamericanas. Una fecha que, dos siglos después, sigue uniendo a millones bajo la misma bandera de libertad.