En una homilía marcada por la denuncia moral y el mensaje de esperanza, el obispo auxiliar de Managua, monseñor Silvio Báez, llamó este domingo a “no permanecer en silencio ante la injusticia” y a mantener la fe frente a los poderes tiránicos, en alusión a la situación que vive Nicaragua bajo el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo.
Báez, quien vive en el exilio en Estados Unidos desde 2019, reflexionó sobre la parábola del juez injusto y la viuda, resaltando el ejemplo de esta última como símbolo de resistencia pacífica y perseverante ante el abuso del poder.
“La viuda no se resigna ante la injusticia y enfrenta al juez malvado. No cayó en las dos tentaciones que nos asaltan en situaciones de opresión e injusticia: el silencio y la violencia”, afirmó.
El prelado advirtió que el silencio, en contextos de opresión, “favorece a los opresores” y reiteró que la violencia nunca debe ser una respuesta cristiana.
En cambio, propuso la oración y la perseverancia como caminos de rebeldía moral y espiritual. “La oración perseverante es también una forma de rebeldía frente al mal y la injusticia”, expresó.
Un mensaje contra la pasividad
Sin mencionar directamente al régimen Ortega-Murillo, Báez aludió a la realidad de Nicaragua, donde cientos de opositores y sacerdotes han sido encarcelados, desterrados o despojados de su nacionalidad.
“Los pueblos oprimidos no están solos. Dios conoce sus dolores y escucha sus gritos”, afirmó, en un claro mensaje de aliento a las víctimas de la represión.
El obispo carmelita recordó que “en sociedades injustas, el silencio favorece a los opresores” y pidió mantener la fe activa como resistencia al conformismo.
“Sin fe en Dios, el mundo sería un gran desierto de conformismo, fatalismo y desesperanza”, dijo.
Figura clave del exilio eclesial
Monseñor Báez, de 66 años, es una de las voces más reconocidas del catolicismo nicaragüense en la última década.
Su defensa de los derechos humanos durante las protestas de 2018 lo convirtió en objetivo del régimen, que lo obligó a salir del país. Desde Miami, celebra misas semanales que son seguidas por miles de nicaragüenses dentro y fuera del país.
En su mensaje de este domingo, Báez volvió a insistir en que la oración y la fe no son pasividad, sino actos de resistencia espiritual frente a la injusticia.
“La oración es como la alborada de una nueva historia, el horno donde se gesta el pan de la libertad”, concluyó.