La migración de ciudadanos nicaragüenses hacia Costa Rica en busca de refugio experimenta en 2025 una ligera disminución, aunque las cifras siguen reflejando la persistencia de la crisis sociopolítica que atraviesa Nicaragua desde hace siete años.
De acuerdo con datos oficiales de la Dirección General de Migración y Extranjería de Costa Rica, entre enero y abril de este año se registraron 8,973 nuevas solicitudes de refugio de nicaragüenses, la cifra más baja desde 2018.
Este descenso no implica una mejoría en la situación de derechos humanos en Nicaragua. Por el contrario, confirma que la represión sistemática ejecutada por el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo sigue forzando la salida de miles de ciudadanos.
Desde el estallido de las protestas en abril de 2018, duramente reprimidas por el aparato estatal sandinista, Costa Rica ha sido el principal destino para quienes huyen de la persecución política, el hostigamiento o la falta de oportunidades económicas.
Un cuarto de millón de refugiados
Las cifras oficiales revelan que, entre 2018 y abril de 2025, Costa Rica ha recibido un total de 257,711 solicitudes de refugio por parte de ciudadanos nicaragüenses.
El año con mayor volumen fue 2022, con 79,894 solicitudes, seguido de 2021 con 52,894. A lo largo de este período, el flujo migratorio ha tenido picos significativos, especialmente en años de recrudecimiento represivo en Nicaragua o de cambios en las políticas migratorias costarricenses.
La tendencia a la baja observada en los primeros cuatro meses de 2025 contrasta con los 23,443 casos registrados en todo el año 2024 y los 28,431 de 2023.
Sin embargo, continúa mostrando una presión constante sobre el sistema costarricense de protección internacional, que se ha visto rebasado por la magnitud de las solicitudes.
A pesar del volumen histórico de exilio, apenas un pequeño porcentaje de los solicitantes ha obtenido respuesta. Según datos oficiales, Migración y Extranjería ha emitido resoluciones –ya sean aprobatorias o denegatorias– en apenas el 5% de los casos.
De estos, solo 9,501 nicaragüenses han recibido estatus de refugiado, mientras que 4,856 han visto rechazadas sus solicitudes, aunque esta cifra podría ser mayor, ya que no se cuenta con registros completos para los años 2021 y 2022.
Lea además: Aumentan deportaciones de nicaragüenses en EEUU pese a caída en cruces fronterizos
Legado de la represión sandinista
El rezago en la atención a las solicitudes ha llevado a muchos exiliados a permanecer en un limbo legal durante años, o a buscar protección en terceros países con procesos más ágiles.
Además, el rechazo del estatus de refugio en algunos casos ha estado vinculado a incumplimientos administrativos o a la imposibilidad de los solicitantes de asistir a entrevistas o presentar documentación en los plazos establecidos, debido a razones laborales o logísticas.
Para paliar esta situación, el gobierno costarricense ha implementado mecanismos alternativos como la categoría especial complementaria, destinada a personas que no cumplen con todos los criterios del refugio tradicional, pero requieren de un estatus migratorio regular.
Aun así, la saturación del sistema y la lentitud de los procesos han generado frustración e incertidumbre en miles de solicitantes.
Desde 2018, el fenómeno migratorio nicaragüense en Costa Rica no ha dejado de crecer, transformándose en la mayor oleada de solicitantes de refugio en la historia reciente del país.
Aunque la cifra de solicitudes nuevas se haya reducido en 2025, el contexto de represión y crisis institucional en Nicaragua continúa forzando la salida de miles de ciudadanos que buscan seguridad y estabilidad fuera de sus fronteras.