La llamada “solidaridad” de los chinos con Nicaragua ha derivado en una relación financiera altamente onerosa que amenaza con agravar la fragilidad económica del país, según una investigación del medio nicaragüense Confidencial y análisis de expertos internacionales.
Entre 2023 y 2025, la dictadura de Nicaragua firmó once acuerdos de préstamo con empresas chinas por un total de 1.437 millones de dólares.
Sin embargo, hasta septiembre de 2025 el país solo había recibido desembolsos por 14,2 millones de dólares, mientras ya había pagado más de 64 millones en intereses y comisiones, de acuerdo con la investigación periodística.
El politólogo y expreso político nicaragüense Félix Maradiaga advirtió a Confidencial que, debido a tasas de interés que oscilan entre el 4 % y el 6 %, comisiones iniciales de hasta el 3,5 % del capital y otros cargos contractuales, Nicaragua terminará pagando más de 2.048 millones de dólares, casi el doble del monto originalmente acordado.
Créditos más caros que los multilaterales
Las condiciones de los préstamos chinos contrastan con las ofrecidas por organismos multilaterales tradicionales.
El Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) o el Banco Mundial, suelen otorgar créditos con tasas cercanas al 1 % y plazos de hasta 40 años.
En cambio, los contratos con empresas chinas incluyen comisiones de apertura, tasas anuales por compromisos no desembolsados, tarifas de agencia de hasta 100.000 dólares al año y pagos anticipados obligatorios.
Uno de los casos más emblemáticos es el del aeropuerto internacional de Punta Huete, cuyo costo total rondará los 800 millones de dólares, casi el doble de lo anunciado inicialmente.
A este proyecto se suman el encarecimiento de la segunda fase de la carretera costera y del centro logístico “Julia Herrera de Pomares”, cercano al puerto de Corinto.
Paradójicamente, los desembolsos chinos no comenzaron de forma significativa hasta mediados de 2025. Hasta entonces, la mayor parte de los recursos ejecutados provenían del presupuesto nacional.
De los 191 millones de dólares ejecutados en los proyectos, apenas el 7,4 % correspondió a fondos chinos.

Pagos garantizados para empresas chinas
Pese a los escasos desembolsos, las empresas chinas han recibido pagos puntuales.
Entre 2024 y 2025, China CAMCE Engineering y China Communications Construction Company (CCCC) percibieron más de 64 millones de dólares en comisiones e intereses.
Además, los contratos contemplan anticipos de hasta el 20 % del valor de las obras antes de su inicio, una cláusula que especialistas califican como “altamente inusual”.
Para el investigador estadounidense Evan Ellis, experto en relaciones exteriores de China y académico del Instituto de Estudios Estratégicos del Colegio de Guerra del Ejército de Estados Unidos, este esquema responde a un patrón observado en otros países con regímenes autoritarios y bajos niveles de transparencia.
“Los chinos firman contratos que obligan al pago haya o no rentabilidad del proyecto, y no están dispuestos a perdonar la deuda”.
“Al contrario, usan el mal desempeño como palanca para generar más endeudamiento”, afirmó Ellis en una entrevista con Confidencial.
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Antecedentes internacionales y dudas sobre viabilidad
Ellis recuerda que tanto CAMCE como CCCC acumulan antecedentes de proyectos fallidos o cuestionados en países como Ecuador, Venezuela, Sri Lanka, Angola y Mozambique.
Entre los casos más citados figuran la represa Coca Codo Sinclair en Ecuador, el puerto de Hambantota en Sri Lanka y obras inconclusas en Venezuela.
En el caso de Punta Huete, los expertos cuestionan su viabilidad económica.
El actual Aeropuerto Internacional Augusto C. Sandino opera a menos de la mitad de su capacidad, mientras el nuevo proyecto se ubica a unos 60 kilómetros de Managua, en San Francisco Libre.
Ahí es una zona sin infraestructura turística ni comercial desarrollada. Además, no existe claridad sobre la demanda real de pasajeros o carga que justificaría la inversión.

Dependencia y presión futura
Más allá del costo financiero, los préstamos chinos consolidan una dependencia tecnológica y geopolítica, ya que los proyectos incluyen infraestructura crítica en energía, telecomunicaciones y transporte, equipada con tecnología china que obliga a seguir contratando repuestos y servicios a los mismos proveedores.
A partir de 2026, Nicaragua enfrentará pagos anuales estimados entre 150 y 200 millones de dólares en intereses y amortizaciones.
En un contexto de crecimiento económico limitado y aislamiento internacional, analistas advierten que el país podría verse forzado a renegociar la deuda o, en escenarios más extremos, a ceder activos estratégicos.
“China habla de amistad y hermandad, pero en los hechos los beneficios van a sus empresas”, concluye Ellis.
“El riesgo es que Nicaragua termine pagando durante décadas por proyectos de dudoso valor económico, mientras las empresas chinas ya tienen garantizado su retorno”.







