Nicaragua se ha sumido en un proceso de “autoaislamiento selectivo”, reduciendo sus relaciones comerciales y limitando las fuentes de cooperación externa, según un análisis del Centro de Estudios Transdisciplinarios de Centroamérica (CETCAM).
La estrategia del régimen Ortega-Murillo ha sido suplir esa pérdida de respaldo internacional con el apoyo de aliados autocráticos como China, a costa de comprometer la soberanía nacional y el medioambiente, advierte el CETCAM.
Aunque el Fondo Monetario Internacional (FMI) aún mantiene vínculos con Nicaragua, la cooperación bilateral tradicional se ha reducido drásticamente. En respuesta, el gobierno ha buscado acuerdos con China, incluyendo préstamos bajo condiciones calificadas como “leoninas” por el centro de estudios, y ha impulsado la creación de Zonas Económicas Especiales que otorgan exoneraciones fiscales del 100 % a empresas chinas.
Uno de los aspectos más críticos, según el informe, es que las concesiones otorgadas por el régimen superan con creces los beneficios recibidos. Las exportaciones hacia China y otros aliados siguen siendo marginales, mientras que las cesiones incluyen permisos para la explotación minera en zonas protegidas y reservas biológicas. Además, con la Ley 1258 se ha establecido la propiedad estatal sobre una franja de 15 kilómetros en las fronteras, supuestamente para fines de seguridad, pero que podría favorecer futuros proyectos de ocupación extranjera china.
El informe señala que la influencia de China también se ha expandido al comercio minorista, donde los negocios de productos importados desde ese país han desplazado a pequeños comercios locales. CETCAM advierte que la calidad de esos productos es baja, y su proliferación afecta gravemente a la economía popular.
También con Rusia
En paralelo, el régimen ha incrementado sus lazos políticos con Pekín y Moscú. Durante el 2025, funcionarios nicaragüenses realizaron múltiples visitas a China y participaron en programas de capacitación con medios estatales de ese país y de Rusia, con el objetivo de fortalecer la propaganda oficialista.
El alineamiento geopolítico con Rusia se profundizó durante el conflicto en Ucrania. El régimen de Ortega reconoció oficialmente los territorios ucranianos ocupados por el Kremlin y firmó acuerdos de libre comercio con esos enclaves, acciones que, según el CETCAM, tienen un trasfondo político y de subordinación más que un verdadero interés económico para Nicaragua.