La dictadura de Nicaragua expresó el miércoles su “respaldo incondicional” al gobernante venezolano, Nicolás Maduro, durante una sesión de emergencia del Consejo de Seguridad de la ONU, celebrada en Nueva York, en la que acusó a Estados Unidos de ejercer “piratería moderna” y aplicar una “guerra híbrida” contra el pueblo venezolano.
El embajador de los Ortega-Murillo, Jaime Hermida leyó un discurso en el que ratificó el “apoyo inquebrantable, fraterno y militante” al gobierno chavista y denunció que los ataques contra Caracas forman parte de un intento por imponer un régimen servil a los intereses estadounidenses en América Latina.
Durante su intervención, Hermida condenó lo que calificó como un “bloqueo económico criminal” y acusó a Washington de provocar el sufrimiento de la población civil con acciones deliberadas que, aseguró, buscan el colapso del Estado venezolano mediante presiones económicas, militares y diplomáticas.
“La soberanía de Venezuela se respeta. Su lucha es nuestra lucha”, afirmó el representante de la dictadura nicaragüense, quien también condenó el despliegue militar estadounidense en la región. Hermida exigió que se detenga la presencia de tropas que, dijo, representan “una amenaza directa a la seguridad de nuestras naciones”.
Además, Nicaragua solicitó el fin inmediato de las medidas coercitivas unilaterales contra Venezuela y llamó a la comunidad internacional a actuar para detener lo que describió como el saqueo de recursos financieros y secuestro de activos del país sudamericano.
“El Consejo de Seguridad tiene la obligación de actuar. No puede ser un espectador pasivo del saqueo de un país miembro”, declaró el embajador Hermida.







