Costa Rica se encamina a las elecciones presidenciales de 2026 con un panorama altamente fragmentado, dominado por la indecisión y sin un liderazgo político hegemónico. La gran disputa, según analistas, se concentrará en quién logre captar a la mayoría independiente.
Una encuesta de Borge y Asociados aplicada del 9 al 12 de agosto revela que cerca de 6 de cada 10 costarricenses no tienen preferencia electoral definida. El estudio, basado en 400 entrevistas representativas y más de 800 contactos telefónicos, tiene un margen de error del +/- 4.9 %.
De acuerdo con los resultados, un 56 % de los consultados se identificó como independiente, sin simpatía clara por algún partido. En contraste, un 10 % expresó afinidad con Liberación Nacional, un 9 % respaldó “al partido del presidente” y un 8 % dijo apoyar a Pueblo Soberano. Sumados, estos últimos representarían alrededor de un 16.6 %, cifra cercana al 15.3 % que en mayo manifestó simpatía con la fuerza oficialista.
El Partido Unidad Social Cristiana (PUSC) cuenta con un respaldo del 6 %, mientras que el Frente Amplio y Nueva República apenas alcanzan un 2 %, dentro del margen de error. Aunque el 62.2 % asegura que votará en las elecciones de 2026, solo un 27 % afirma que ya tiene decidido a quién apoyar.

En cuanto a la intención de voto presidencial, el escenario muestra dispersión: la oficialista Laura Fernández y el opositor Álvaro Ramos (del Partido Liberación Nacional) aparecen como los nombres más mencionados, seguidos muy de lejos por Claudia Dobles, Natalia Díaz, Fabricio Alvarado, Ariel Robles y otros aspirantes con bajos niveles de mención.
El dato más relevante es que un 57.2 % de los entrevistados no mencionó a ningún candidato, confirmando que la mayoría indecisa será determinante. El desenlace dependerá de la capacidad de los partidos y sus figuras de movilizar al electorado flotante en los próximos meses.