El expresidente panameño Ricardo Martinelli, condenado a más de 10 años de prisión por lavado de activos y actualmente asilado en Colombia, expresó públicamente su gratitud hacia la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo, al que organismos internacionales acusan de cometer crímenes de lesa humanidad. El mensaje de Martinelli fue difundido este 19 de julio, día en que Nicaragua celebra el 46 aniversario de la revolución sandinista.
“Yo estoy vivo gracias al asilo político que me dio la hermana República de Nicaragua”, manifestó el exmandatario en sus redes sociales, en referencia al refugio que recibió tras ser inhabilitado como candidato presidencial por la justicia panameña. En su mensaje, Martinelli felicitó a Ortega y Murillo por el aniversario revolucionario, describiendo a Nicaragua como un “bello país” y expresando su “eterno agradecimiento” al gobierno que lo acogió.
El 19 de julio marca la caída del régimen de Anastasio Somoza en 1979, tras años de lucha liderada por el guerrillero Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN). Sin embargo, a más de 4 décadas de esa victoria, el actual gobierno encabezado por Daniel Ortega —quien volvió al poder en 2007— ha sido acusado de aniquilar la democracia, suprimir libertades y mantenerse en el poder mediante elecciones sin competencia real, control institucional y represión sistemática.
En la vida hay que ser agradecido. Yo estoy vivo gracias al asilo politico que me dio la hermana Republica de Nicaragua, pues por motivos políticos el régimen asesino de Cortizo/Carrizo me sacó de la contienda electoral al fabricarme un caso 100% politico y trataron de…
— Ricardo Martinelli (@rmartinelli) July 19, 2025
Desde el estallido social de 2018, cuando miles de nicaragüenses salieron a protestar contra reformas impopulares, el régimen ha endurecido la represión. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos han documentado asesinatos, detenciones arbitrarias, desapariciones forzadas, torturas y persecución política. Cientos de opositores, activistas, periodistas y sacerdotes han sido encarcelados o forzados al exilio.
Pese a este contexto, Martinelli ha optado por respaldar públicamente al régimen nicaragüense, al que reconoce como garante de su supervivencia política y personal. “Por motivos políticos el régimen asesino de Cortizo/Carrizo me sacó de la contienda electoral al fabricarme un caso 100% político y trataron de asesinarme”, sostuvo, en referencia a las autoridades panameñas que ejecutaron su condena por corrupción.
El asilo de Martinelli ha generado reacciones divididas en la región. Mientras sus seguidores insisten en que es víctima de persecución política, críticos subrayan que su alianza con un gobierno acusado de graves violaciones a los derechos humanos deslegitima aún más su discurso.
El caso de Martinelli también ha puesto en evidencia la instrumentalización del asilo político por parte del gobierno de Ortega, que ha ofrecido refugio a personajes investigados o condenados en sus países (como los expresidentes salvadoreños Mauricio Funes -fallecido en Managua- y Salvador Sánchez Cerén), al tiempo que persigue con dureza a voces críticas dentro de Nicaragua.