A menos de cuatro meses de las elecciones generales, los tres partidos mayoritarios de Honduras, Partido Libertad y Refundación (Libre), Partido Nacional y Partido Liberal, se acusan mutuamente de intentar manipular el proceso.
El oficialismo está representado por Rixi Moncada, respaldada por el expresidente Manuel Zelaya y la presidenta Xiomara Castro, mientras que la oposición impulsa a Salvador Nasralla (Liberal) y Nasry Asfura (Nacional).
El calendario electoral ya sufrió retrasos desde las elecciones primarias del 9 de marzo, debido a fuertes desacuerdos internos en el CNE. El punto más crítico fue la disputa por el sistema de Transmisión Electoral de Resultados Parciales (TREP), que recién logró un acuerdo a inicios de agosto, reduciendo parcialmente la crisis política que vivía el país.
La tensión interna escaló en julio, cuando la consejera Ana Paola Hall (Partido Liberal) presentó su renuncia condicionada al Parlamento, denunciando amenazas de muerte contra ella y su familia.
Su dimisión no fue aceptada y retornó al organismo después de semanas de parálisis provocadas por el ausentismo del representante oficialista.
Expertos señalan que el problema de fondo es la profunda politización del CNE, donde cada consejero defiende los intereses de su partido y no los principios democráticos. “Así es imposible que el CNE sea imparcial y garantice elecciones transparentes”, advirtió el analista Manuel Torres.
La postura del Gobierno
El Gobierno asegura que el nuevo acuerdo sobre el TREP se avanza hacia “un sistema que reduce la intervención humana” y promete comicios “libres, democráticos y transparentes”. Sin embargo, la oposición y exconsejeros advierten sobre el intervencionismo de otras instituciones como el Parlamento, la Fiscalía e incluso las Fuerzas Armadas, que por ley deben ser “apolíticas, obedientes y no deliberantes”.
La Organización de Estados Americanos (OEA) y el Instituto Nacional Democrático (NDI) han manifestado su preocupación. Ambas misiones instaron a que las elecciones se realicen en paz, con respeto a la voluntad popular y con garantías de participación.
El NDI recordó que la polarización, la desconfianza y las fallas administrativas de los últimos procesos han debilitado el diálogo político en Honduras, por lo que el reto será ofrecer elecciones creíbles y legítimas que devuelvan la confianza ciudadana.