El Gobierno del presidente Donald Trump reiteró este lunes su decisión de deportar a migrantes nicaragüenses, incluso si el régimen de Daniel Ortega se niega a aceptarlos de regreso, como parte de una ofensiva migratoria sin precedentes que ha marcado su regreso a la Casa Blanca.
Desde que asumió el poder el pasado 20 de enero, Trump ha firmado decenas de órdenes ejecutivas que endurecen las políticas migratorias, limitan las solicitudes de asilo y refuerzan los mecanismos de deportación, generando preocupación entre defensores de derechos humanos.
“Todos los países tienen la responsabilidad de aceptar a sus ciudadanos de regreso”, afirmó Joe Salazar, subsecretario adjunto en funciones para Asuntos del Hemisferio Occidental del Departamento de Estado, durante una conferencia virtual convocada para explicar el nuevo programa CBP Home, que busca facilitar la salida voluntaria de migrantes irregulares.
La declaración de Salazar respondió a una pregunta específica sobre Nicaragua, cuyo gobierno cuestionado las políticas de Trump y podría negarse a recibir deportados, especialmente después del deterioro de las relaciones diplomáticas con EE.UU. y la persecución de opositores.
“Estas no son negociaciones con el gobierno de Nicaragua o cualquier otro gobierno”, insistió el funcionario. “Estados Unidos espera completamente que las autoridades de distintos países, incluyendo Nicaragua, obedezcan las órdenes que hemos delineado públicamente”.
El programa CBP Home permite a los migrantes en “situación irregular” abandonar voluntariamente el país sin ser detenidos, aunque organizaciones civiles denuncian que la presión para acogerse a este plan ocurre bajo la amenaza de procesos judiciales o deportaciones forzosas.
Más de 600,000 nicaragüenses han huido del país desde 2018, tras la violenta represión contra las protestas cívicas. Muchos se encuentran actualmente en Estados Unidos a la espera de regularizar su situación o de obtener protección internacional.
El endurecimiento de la política migratoria bajo el nuevo mandato de Trump pone en riesgo su permanencia.