El Departamento de Estado de Estados Unidos confirmó este 29 de septiembre que Nicaragua permanece por segundo año consecutivo en el nivel 3 del Informe sobre la Trata de Personas (TIP Report 2025), la categoría más baja del sistema de evaluación internacional.
La permanencia en este nivel implica que el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo no cumple con los estándares mínimos de la Ley de Protección de Víctimas de Trata de Personas (TVPA) y tampoco realiza esfuerzos significativos para corregir la situación.
Con ello, el país queda expuesto a restricciones de cooperación, bloqueos financieros en organismos multilaterales y nuevas sanciones económicas a partir de este 1 de octubre.
Migración como negocio sucio
Washington atribuye a Managua un “patrón gubernamental” de trata, señalando la utilización del territorio como trampolín migratorio para promover el tráfico irregular a Estados Unidos.
Entre 2021 y 2024, Nicaragua permitió el ingreso masivo de ciudadanos de Asia, África y el Caribe en vuelos chárter que desembocaban en rutas terrestres hacia la frontera sur de Estados Unidos.
La dictadura también firmó tratados de libre visado con Cuba y otros regímenes sancionados, lo que facilitó que miles de personas ingresaran legalmente a Nicaragua y luego emprendieran la marcha irregular hacia Norteamérica.
Estas prácticas, subraya el informe, fortalecieron redes de tráfico de migrantes y aumentaron la vulnerabilidad a la trata de personas.
Consecuencias del nivel tres
La designación no es meramente simbólica. Según la TVPA, los países en nivel 3 pueden ser objeto de la suspensión de asistencia exterior no humanitaria, restricciones en programas de formación y la oposición de Estados Unidos a créditos en organismos internacionales, salvo excepciones humanitarias.
En el caso de Nicaragua, ya castigada por sanciones de Estados Unidos, Canadá y la Unión Europea debido a violaciones de derechos humanos y corrupción, la permanencia en nivel tres refuerza su aislamiento internacional y confirma la falta de avances en la protección de víctimas o el castigo a tratantes.
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Otros países en la misma lista
El informe coloca en nivel 3 a regímenes autoritarios y Estados frágiles como Cuba, Venezuela, Rusia, Irán, Siria, Sudán, Corea del Norte, Birmania, Camboya, Eritrea y China, además de Nicaragua. Todos comparten patrones de complicidad oficial o políticas estatales que facilitan la explotación.
Ejemplos incluyen las misiones médicas cubanas señaladas como trabajo forzoso, la explotación de minorías en Xinjiang por parte de China, los campos de prisioneros norcoreanos y el reclutamiento forzoso en territorios ocupados por Rusia en Ucrania.
Presión internacional sostenida
Para organizaciones internacionales, Nicaragua consolida su papel como corredor irregular de migración y trata, en un contexto de represión política y aislamiento diplomático.
Según la Organización Internacional para las Migraciones, los vuelos chárter hacia Managua se convirtieron en un negocio multimillonario, mientras que miles de migrantes fueron expuestos a redes criminales en tránsito hacia Estados Unidos.
Con su permanencia en el nivel tres, el régimen Ortega-Murillo recibe un nuevo golpe en la arena internacional. La advertencia de Washington es clara: sin avances concretos contra la trata de personas, las sanciones y la presión diplomática seguirán aumentando.