Dictadura nicaragüense expulsa a monjas y sacerdotes mientras libera a 1,600 presos comunes

Los prisioneros serán liberados el 6 de diciembre, dijo Rosario Murillo, vicedictadora. Esto contrasta con la persecución, encarcelamiento y destierro de religiosos.

Una imagen icónica: policías orteguistas rodeando una parroquia católica nicaragüense.

En un controvertido gesto que contrasta con la expulsión masiva de religiosas y sacerdotes de Nicaragua, el régimen sandinista anunció la liberación de 1,600 presos comunes en el marco de las festividades católicas de La Gritería.

La codictadora Rosario Murillo afirmó que la excarcelación se realizará el próximo viernes 6 de diciembre como una muestra de “amor y oportunidades” para los reclusos.

Murillo, quien también ocupa el cargo de portavoz del régimen, detalló que los beneficiarios incluyen 1,491 hombres y 109 mujeres, a quienes describió como personas que han cometido “errores” pero que ahora tendrán “una nueva oportunidad para vivir rectamente”.

“Celebramos estas oportunidades que se dan a personas que han cometido errores… pedimos a las familias que los apoyen para que puedan corregirse y caminar por sendas rectas”, declaró Murillo durante su intervención diaria en medios oficialistas.

Expulsión y represión religiosa

La excarcelación masiva ocurre mientras la dictadura sandinista intensifica su ofensiva contra la Iglesia católica.

En las últimas semanas, monjas y sacerdotes han sido expulsados del país tras la confiscación de sus bienes. Entre los casos más recientes figura el del padre Floriano Ceferino Vargas, quien fue desterrado a Panamá tras ser detenido por la Policía orteguista.

La investigadora Martha Patricia Molina denunció que el régimen ha dado un ultimátum a todas las religiosas que aún permanecen en Nicaragua, obligándolas a abandonar el país antes de fin de año.

“Las propiedades de estas congregaciones ya están siendo confiscadas, dejando a las religiosas en completo desamparo”, afirmó Molina.

Se estima que alrededor de 300 monjas y parientes saldrán del país este mes de diciembre.

Murillo justificó la excarcelación como parte de un programa para dar segundas oportunidades y “formar mejores ciudadanos”.

Sin embargo, expertos advierten que estas medidas son utilizadas por el régimen para reforzar su narrativa de control y estabilidad mientras restringe las libertades fundamentales de los nicaragüenses.

El régimen ha intensificado su campaña para silenciar a la Iglesia católica, a la que acusa de haber respaldado las protestas antigubernamentales de 2018. Este conflicto llevó al rompimiento de relaciones diplomáticas con el Vaticano en marzo de 2023.

Un contraste alarmante

Mientras miles de católicos nicaragüenses celebran La Gritería, la tradición mariana más importante del país, la represión contra líderes religiosos y la confiscación de propiedades de la Iglesia contrastan con la excarcelación de presos comunes, muchos de los cuales enfrentan condenas por delitos graves.

Este contraste no sólo evidencia las prioridades del régimen, sino que también resalta el deterioro de las libertades religiosas y civiles en Nicaragua, en un contexto donde las festividades religiosas han sido cooptadas como herramienta política para legitimar la narrativa oficialista.

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