El régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo decidió nombrar al actual “cocanciller” Denis Moncada Colindres como encargado de negocios de la embajada de Nicaragua en Estados Unidos, en una maniobra para tratar de evitar una suspensión del CAFTA DR.
La estrategia diplomática parece orientada a gestionar el creciente deterioro de la relación bilateral y a cabildear ante posibles sanciones comerciales, según reveló el politólogo e investigador del Diálogo Interamericano, Manuel Orozco, en declaraciones al programa Café con Voz.
De acuerdo con Orozco, residente en Estados Unidos, la designación de Moncada responde a una estrategia de emergencia del régimen nicaragüense ante el riesgo de que la Administración del presidente Donald Trump adopte medidas más duras contra Managua.
La mayor amenaza, ahora, incluye ajustes arancelarios o una revisión de los beneficios comerciales del país bajo el Tratado de Libre Comercio entre Centroamérica, República Dominicana y Estados Unidos (CAFTA-DR).
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Economía en riesgo
Moncada, uno de los funcionarios más cercanos a Ortega y Murillo y figura clave de la política exterior sandinista en los últimos años, llega a Washington sin estatus de embajador, en un contexto de aislamiento diplomático del régimen.
La dictadura de Nicaragua está acusada de violaciones a los derechos humanos, crímenes de lesa humanidad y la ausencia de relaciones políticas normales con el Gobierno estadounidense.
“El envío de Moncada refleja la preocupación real dentro del régimen” para intentar contener decisiones que pueden tener un impacto económico severo, explicó Orozco en la entrevista con el periodista Luis Galeano.

Analistas coinciden en que el CAFTA-DR representa uno de los principales soportes económicos del país, particularmente para las zonas francas.
El sector exportador y miles de empleos están vinculados al comercio con Estados Unidos, principal socio comercial de Nicaragua.
Cualquier modificación arancelaria o restricción al acceso preferencial al mercado estadounidense tendría consecuencias directas sobre una economía ya presionada por sanciones, caída de la inversión y migración masiva.
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Casi “misión imposible”
La designación de un encargado de negocios, en lugar de un embajador formal, también es interpretada como un reconocimiento implícito del limitado margen diplomático del régimen.
El país pasa por una crisis extensa en la que Washington mantiene una política de presión por la represión interna, la persecución de opositores, el cierre de organizaciones civiles y la ruptura del orden democrático.
Según Orozco, Moncada enfrenta una “misión compleja”, debido a su identificación con la línea dura del orteguismo y a un clima político en Estados Unidos cada vez más crítico frente a regímenes autoritarios en la región.
Hasta el momento, ni la Cancillería nicaragüense ni el Departamento de Estado estadounidense han emitido comentarios oficiales sobre el nombramiento.






