La dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo ha intensificado este mes su ofensiva contra creadores de contenido extranjeros, a quienes acusa de espionaje, les impide el ingreso al país o los somete a interrogatorios y extorsiones durante su tránsito por Nicaragua, según denuncias recientes que han generado preocupación internacional.
Una de las víctimas más recientes fue la youtuber boliviana Jessica Hoyos, quien relató extorsión por policías nicaragüenses mientras recorría el país en motocicleta.
Según contó en su canal “WisTuVida”, dos agentes de tránsito la detuvieron en la carretera entre Managua y Granada y le exigieron un soborno de 20 dólares para devolverle sus documentos.
Mordidas y amenazas
“Con esos $20 yo quería comer algo rico”, lamentó Hoyos en su testimonio, tras señalar que el dinero era parte de su escaso presupuesto como viajera.
La situación empeoró cuando intentó salir del país por el puesto fronterizo de El Guasaule rumbo a Honduras. La sometieron a un prolongado interrogatorio y le retuvieron su pasaporte sin explicaciones.
“Sentí que me trataban como una criminal. Me temblaba todo el cuerpo”, expresó, al denunciar que no le sellaron su documento al salir, lo que le impide volver a Nicaragua. “El país está muy hermético, demasiado hostil. Me dio la sensación de que es como una cárcel de control mental”, agregó.
“Creo que ningún ser humano ningún nicaragüense debería sentirse oprimido. Nunca me habían tratado así en ningún país que he visitado”, dijo. La youtuber aseguró que tras esta experiencia no regresará a Nicaragua.
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Otros creadores de contenido agredidos
Otros casos recientes incluyen a la creadora de contenido costarricense Angélica Chaves, a quien frechazaron en la frontera norte mientras intentaba ingresar desde Costa Rica.
Las autoridades migratorias no solo le negaron la entrada, sino que, según denunció, la interrogaron por portar equipo de grabación y le advirtieron que podría ser detenida por “actividades no autorizadas”.
También se conoció el caso del youtuber israelí Avraham Ben Moshe, a quien se le negó el ingreso por la frontera de Las Manos, al arribar desde Honduras.
Según explicó en su canal, fue retenido durante varias horas y acusado verbalmente de ser un “espía”, pese a ingresar legalmente a otros países de Centroamérica sin incidentes.
“Nunca había vivido un trato tan hostil. Me advirtieron que si intentaba grabar en Nicaragua, terminaría en prisión”, relató.

Nicaragua, país hostil
En todos los casos, las autoridades nicaragüenses no han emitido declaraciones oficiales, mientras crecen las denuncias de que el régimen utiliza los controles migratorios como mecanismo de intimidación, censura y vigilancia.
Organizaciones defensoras de la libertad de expresión advierten que esta política vulnera tratados internacionales y refleja el creciente aislamiento del país.
Desde 2018, tras la represión masiva de las protestas sociales —que dejó más de 355 muertos, según la CIDH—, el gobierno de Ortega cerró medios de comunicación, universidades y ONGs, y expulsó a periodistas, sacerdotes y cooperantes.
Ahora, las restricciones las extendieron a los creadores digitales independientes, quienes documentan realidades locales desde redes sociales y plataformas de video.
Jessica Hoyos, por su parte, concluyó su testimonio con una advertencia a otros viajeros: “Nicaragua es un país hermoso, pero no es seguro para los creadores de contenido. El control es absoluto, y cualquier cámara puede ser motivo de persecución”.