El Tribunal Supremo de Elecciones (TSE) de Costa Rica convocó este miércoles oficialmente a los comicios nacionales que se celebrarán el próximo 1 de febrero de 2026, en los que se elegirá al presidente, dos vicepresidentes y a los 57 diputados que integrarán la Asamblea Legislativa para el período 2026-2030.
La convocatoria, un acto solemne al que asistieron los jerarcas de los supremos poderes de la República, marca el inicio de una campaña electoral que, según expertos, arranca en un clima de retrocesos en áreas clave, polarización social y debilitamiento de la confianza en las instituciones democráticas.
Democracia bajo presión
Costa Rica, considerada una de las democracias más sólidas de América Latina, enfrenta hoy tensiones que amenazan con erosionar sus bases.
Los politólogos Gustavo Araya y Carlos Carranza advirtieron que el país inicia el proceso electoral en un escenario “complejo y poco alentador”, marcado por la inseguridad, el deterioro en la educación y la crisis del sistema público de salud.
“El país llega peor en todos los indicadores clave: educación, salud, empleo, vivienda, ambiente, infraestructura y sobre todo seguridad”, afirmó Araya medios de televisión y digitales al señalar que los homicidios ligados al narcotráfico alcanzaron cifras récord en los últimos años.
Carranza, por su parte, destacó que estos retrocesos golpean con más fuerza a los sectores vulnerables, ampliando la desigualdad y reduciendo las oportunidades, lo que representa un desafío central para los partidos que competirán en la contienda.
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Polarización y violencia política
El arranque de la campaña también refleja la creciente polarización ideológica entre sectores conservadores y progresistas, estatistas y liberales, lo que, según Araya, perfila un debate con alto nivel de confrontación.
Carranza advirtió que en los próximos cuatro meses podría intensificarse la violencia política digital, alimentada por redes sociales, donde los discursos de odio, la misoginia y el machismo se han normalizado. “El costarricense ha perdido la tolerancia, y el insulto se ha vuelto parte de la política”, resumió Araya.
Desinformación y retos para el TSE
La campaña también estará marcada por la proliferación de noticias falsas y el uso de Inteligencia Artificial para manipular información, un fenómeno que ya preocupa a las autoridades electorales.
“Hay troles por todos lados, un ecosistema de desinformación permanente”, aseguró Araya, quien apuntó que incluso medios de comunicación participan en la propagación de contenidos engañosos.
Los analistas coincidieron en que la capacidad del TSE y de los partidos para contrarrestar la desinformación será crucial para preservar la transparencia del proceso y la credibilidad de los resultados.
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Detalles de la convocatoria
El decreto emitido por el TSE establece que los electores podrán votar de 6:00 a 18:00 horas en todo el territorio nacional, mientras que los costarricenses en el extranjero solo podrán hacerlo por la Presidencia, entre las 9:00 y las 19:00 horas locales, según su país de residencia.
El padrón electoral, con corte al 31 de agosto, incluye 3.7 millones de votantes dentro del país y casi 64,000 en el exterior. Según la distribución del Censo Nacional 2022, los costarricenses elegirán 18 diputados por San José, 12 por Alajuela, 6 por Cartago, 5 por Heredia, 5 por Guanacaste, 6 por Puntarenas y 5 por Limón.
Como dicta la Constitución, el presidente de la República entregó este miércoles al TSE los estandartes de la Fuerza Pública y de la Policía de Tránsito, simbolizando que el tribunal asume el control de los cuerpos policiales durante el proceso electoral.
Obligaciones y restricciones
Con la convocatoria entran en vigor las reglas de financiamiento y transparencia: los partidos deberán presentar cada mes informes detallados sobre las donaciones recibidas, con identificación de los aportantes. El incumplimiento puede acarrear sanciones económicas y hasta penales.
Además, desde este jueves 2 de octubre, queda prohibido a las instituciones públicas difundir propaganda sobre sus obras, una restricción que se mantendrá hasta el día de las elecciones.
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Un reto para la democracia costarricense
Costa Rica se encamina así a un proceso electoral decisivo en un contexto adverso: violencia en aumento, retroceso en servicios públicos, polarización ideológica y desinformación creciente.
Los expertos coinciden en que el reto de los partidos será recuperar la confianza de una ciudadanía cada vez más crítica y desencantada, y garantizar que la tradición democrática costarricense no pierda terreno frente a los desafíos del presente.