El más reciente Informe Estado de la Región alertó sobre una preocupante regresión democrática en Centroamérica, especialmente en Nicaragua y El Salvador, y en menor medida en Guatemala. El estudio, presentado por el investigador Alberto Mora Román, muestra que la región ha retrocedido a niveles similares a los de la década de 1980 en materia de libertades, contrapesos y participación ciudadana.
El análisis abarca ocho países, incluyendo República Dominicana, y evidencia que solo Costa Rica se mantiene como una democracia plena, mientras que Nicaragua es catalogada como un régimen autoritario. El resto de las naciones centroamericanas oscilan entre democracias imperfectas y regímenes híbridos.
Mora explicó que “Centroamérica es un laboratorio de sistemas políticos por su diversidad, pero hoy muestra señales claras de desgaste institucional y concentración de poder”. Según el índice multidimensional utilizado, la región suma 64.7 millones de habitantes y una producción económica total de 450 mil millones de dólares, pero con profundas brechas democráticas.

El Salvador y Nicaragua preocupan a la región
El Salvador y Nicaragua encabezan los retrocesos. En el caso salvadoreño, el estudio señala un deterioro acelerado durante los últimos 15 años, con rasgos de concentración de poder y debilitamiento de los contrapesos institucionales. “Las características del sistema político actual se asemejan a las de los años 80, cuando el país vivía bajo el conflicto armado”, subrayó Mora.
Nicaragua, por su parte, presenta un nivel de represión similar al de la dictadura somocista. El informe advierte que la eliminación de la oposición, la persecución de la prensa y la restricción de libertades colocan al país como el más autoritario del istmo.

Guatemala, aunque muestra una leve mejoría reciente, también es señalada por su retroceso. La falta de independencia judicial, la persecución de operadores de justicia y la concentración de poder político mantienen al país dentro de la categoría de “régimen híbrido”.
En contraste, Panamá y República Dominicana conservan una democracia imperfecta pero estable, y Honduras ha registrado pequeñas mejoras.
Mora advirtió que “no son buenos tiempos para la democracia, ni aquí ni en el resto del mundo”, al explicar que, mientras Sudamérica muestra cierta recuperación, Norteamérica y Centroamérica enfrentan una tendencia regresiva.

El estudio también midió la percepción ciudadana sobre la democracia. Los resultados muestran un aumento del escepticismo y del apoyo a líderes autoritarios. En El Salvador, más de la mitad de la población afirma que no le importaría un liderazgo autocrático “si soluciona los problemas del país”.
El investigador destacó un dato inquietante: “Los salvadoreños no apoyan un golpe de Estado porque ya tienen al líder autoritario que apoyan”. En el resto de países, entre el 40% y el 50% de los ciudadanos estarían dispuestos a limitar la oposición política.
El informe concluye que la pérdida de confianza ciudadana en los sistemas democráticos es una señal de alarma. “Si se trata de defender la democracia, las ciudadanías centroamericanas parecen no tener mucha prisa. No han renunciado a ella del todo, pero cunde el escepticismo… una peligrosa situación”, advirtió Mora.
La presentación del informe tuvo lugar en la Cátedra Centroamérica de la Universidad de Costa Rica, donde se llamó a los gobiernos de la región a fortalecer los pesos y contrapesos, proteger la libertad de expresión y garantizar elecciones libres como pilares esenciales de la estabilidad democrática.







