Queremos insistir: no basta ganar las elecciones. Hay que asegurar la transición; y empezar la tarea titánica de reconstruir el país. No menosprecio las dificultades y mucho menos las tareas que se hacen para enmendar el proceso electoral y garantizar el ejercicio de la soberanía popular. Tenemos suficientes evidencias que el PLR intenta montar un fraude, en complicidad con la facción de las FFAA que dirige Roosevelt Hernández, el apoyo de la Fiscalía; y la peligrosa malvada conducta de Luis Redondo.
Esto lo sé. Tengo la impresión que la correlación de fuerzas entre la democracia opositora y el autoritarismo “zelayista”, es favorable a la democracia. Creo que los líderes opositores, Nasralla y Asfura especialmente, han descubierto que, en una contienda de tres candidatos, cuando el que ocupa el primer lugar – una vez conocidos los resultados – recibe el respaldo del segundo lugar, el sistema se consolida. Si se revisa lo ocurrido en 1903, 1924 y 1954, constaran que perdimos la paz y alteramos la institucionalidad, cuando el que ocupó el tercer lugar respaldo al segundo lugar, descalificando al que había obtenido la mayoría. Por supuesto, ocurrió cuando las Constituciones – ahora no es el caso – exigían mayoría absoluta. Un compromiso en esta dirección entre Nasralla y Asfura, daría tranquilidad y aportaría peso al manejo del relincho de animal herido de Mel, una vez que descubra que el pueblo hastiado de su sombrero y su “chumpa”, le ha dicho ¡hasta aquí no más!
La transición es el problema. Mel no aceptará los resultados. El manejo del Congreso será complicado. Nadie tendrá mayoría. Habrá una primera mayoría de liberales, una segunda de nacionalistas; y una minoría del PLR. La gobernanza del Congreso requerirá una alianza entre liberales y nacionalistas. Mel negociará con las facciones liberales que cree fieles a Flores – que, menguado, tendrá diputados –, y con los que Jorge Cálix haya conseguido. En fin, con los que pueda comprar. Tendrá suficiente dinero para ello.
Para frenar tal eventualidad, Nasralla y Asfura deben pactar que el que gane tendrá la presidencia del Congreso; la vice presidencia el que pierda; una de las dos secretarias; y así sucesivamente, hasta completar la Junta Directiva. Instalada la Legislatura y jurado el cargo, el ganador debe diseñar un plan de emergencia para recuperar al país. Ese plan, incluirá la modificación del Reglamento Interno, devolviéndole a las comisiones, el papel que les corresponde. Y controlando a los suplentes, con los que Mel puede intentar algunas asonadas en contra de la legitimidad.
Hay que integrar el Gabinete de Gobierno, reduciendo el número de ministros. Debiendo mantener sus nombres en secreto para su seguridad. Pero lo importante es que tengan un Plan que sea el resultado de la suma de las dos propuestas del bipartidismo, para garantizarle al gobernante el mayor respaldo popular con el que enfrentar los embates callejeros.
Hay que sanear a las FFAA cerrando las fisuras dejadas por Hernández. Para ello, hay que volver a la legitimidad otorgando los cargos de acuerdo a antigüedad y méritos. Esto se ha perdido. Los oficiales han tenido que soportar que los oportunistas, que se bajaron los pantalones; y sin méritos ocuparon cargos que solo deben dar los méritos y la antigüedad. El problema no es complicado porque Hernández no tiene el respaldo que cree; y además, bastará un Ministro de Defensa serio y profesional, civil y con experiencia, para devolverle a la institución el carácter que le confiere la constitución. Además, hay que corregir el descuadre que han sufrido las FFAA en su capacidad de fuego para garantizar la soberanía territorial.
También hay que hacerlo con la Policía Nacional. Eligiendo a un Ministro de Seguridad civil y democrático. No sabemos cómo está la institución. Hay que separar las manzanas “podridas”; y colocarlas en cestos diferentes. Los policías profesionales deben ser preferidos y rechazados a los que se hayan envilecido A los dudosos, aislarlos y vigilarlos. El crimen común, debe tener piezas infiltradas en el interior de la Policía que solo debe estar al servicio de la colectividad.
El tema principal: la recuperación económica, por medio de la reparación de los daños legislativos inferidos a la confianza de los inversionistas nacionales e internacionales. Debemos atraer inversionistas, que deben ser bienvenidos, vengan de donde vengan. Toda vez que respeten nuestras leyes y no ofendan el honor nacional, dañando a los que menos tienen; y que buscan su autonomía económica, mediante la arriesgada inversión en un país tan inseguro como Honduras.







