El presidente de Taiwán, Lai Ching-te, reafirmó este domingo la soberanía de su país y rechazó las reclamaciones de la República Popular China (RPC) sobre la isla, en el primero de diez discursos programados para las próximas semanas.
Durante su intervención en una reunión regional de Rotary International en New Taipei, Lai argumentó que Taiwán cumple con los cuatro elementos fundamentales que definen a un Estado soberano: población permanente, territorio definido, gobierno y capacidad para establecer relaciones internacionales, pese a no formar parte de las Naciones Unidas.
Lai sostuvo que la posición histórica de Taiwán ha sido clara: no es subordinado de la RPC. También criticó el uso que Pekín hace de la resolución 2758 de la ONU, aprobada en 1971, para respaldar sus reclamos de soberanía.
“La resolución 2758 no menciona a Taiwán. Solo aborda quién representa a China en la ONU y la expulsión de los representantes del gobierno de Chiang Kai-shek”, subrayó el mandatario.
Agregó que Estados Unidos y otros países afines han condenado la manipulación de dicha resolución por parte de China para intentar legitimar su dominio sobre Taiwán.
Lai también refutó la afirmación de que la RPC ha tenido soberanía sobre Taiwán “desde tiempos antiguos”, asegurando que no existen registros históricos significativos de vínculos oficiales entre la isla y China antes del siglo XVII.
El presidente afirmó que Taiwán posee miles de años de historia y es considerada la cuna del pueblo austronesio, por lo que reafirmó que “sea cual sea el nombre que elijamos —República de China, República de China Taiwán o simplemente Taiwán— somos un país independiente”.
El discurso de Lai estuvo enfocado en el tema de “la nación” y será seguido por nueve presentaciones centradas en unidad, sistema constitucional, diplomacia, defensa nacional, relaciones a través del estrecho de Taiwán, democracia, paz, prosperidad y desarrollo equitativo, según indicó la Oficina Presidencial.
La vocera presidencial, Karen Kuo, explicó que esta serie de discursos busca fortalecer la cohesión nacional ante las tensiones geopolíticas y amenazas de regímenes autoritarios.
Sin embargo, el líder del opositor Kuomintang, Eric Chu, cuestionó la iniciativa, argumentando que el presidente debería centrarse en resolver los problemas reales de la población. Criticó además los esfuerzos de destitución masiva de legisladores opositores, calificándolos como peligrosos para la democracia y contrarios a la unidad nacional.