El astronauta de origen salvadoreño, Frank Rubio, quien permaneció más de un año en el espacio, dijo que su fe y la de su familia lo sostuvo durante su odisea a más de 400 kilómetros de la Tierra.
En una conferencia de la NASA, para la que trabaja, Rubio dijo que “lo más importante fue mi fe y la fe de mi familia. Nos sostuvo una fuerza que no pudiera ser sin nuestra fe”.
Recuperado tras permanecer 371 días varado en la Estación Espacial Internacional, Rubio dijo que cada vez que “un humano hace algo por primera ocasión es muy importante y cada pedazo (de información)es importante. Necesitamos prepararnos para estar más lejos en la Luna, en Marte, cada pedazo de información va a ser muy importante”, agregó.
Enfundado en esa gabacha azul de vuelo propia de los astronautas, el nacido en Los Ángeles, California (de padres salvadoreños) habló sobre su hazaña que prácticamente fue obligada, pues tuvo que quedarse por mucho más tiempo en el espacio por desperfectos en la nave que los llevó al espacio.
“Lo que más me marcó fueron mis compañeros, amigos, pude volar con otras 28 personas. Menos de 700 personas hemos estado en el espacio… fue algo increíblemente especial”, añadió.
Rubio, un piloto de helicópteros, veterano de guerra y médico cirujano de vuelo, aterrizó en Kazajistán el 27 de septiembre y fue recibido como un verdadero héroe.
Sus papás son oriundos de La Unión, El Salvador.
