La Organización Internacional de Policía Criminal (Interpol) advirtió sobre la expansión mundial de centros de estafas en línea operados mediante redes de trata de personas, una tendencia delictiva que ya alcanza a Centroamérica, según una actualización publicada este 30 de junio.
El informe revela que víctimas de 66 países han sido trasladadas a estos centros de fraude, extendiendo su presencia a todas las regiones del mundo. Aunque el 74 % de los casos se concentra aún en el Sudeste Asiático —la zona de origen de estos centros—, Interpol detectó su proliferación en el Medio Oriente, África Occidental —que podría convertirse en un nuevo foco regional— y Centroamérica.
Los análisis muestran que alrededor del 90 % de los facilitadores de la trata de personas provienen de Asia, pero un 11 % operan desde Sudamérica y África. La mayoría de ellos son hombres, entre 20 y 39 años.
Víctimas engañadas y sometidas
Originalmente concentrados en unos pocos países del Sudeste Asiático, estos centros habrían captado a cientos de miles de víctimas mediante ofertas laborales fraudulentas, reteniéndolas en complejos cerrados y forzándolas a cometer fraudes digitales. Aunque no todos los estafadores son víctimas de trata, muchos permanecen bajo amenazas, esclavitud por deudas, golpizas, explotación sexual, torturas y violaciones.
Las estafas organizadas en estos centros impactan a un segundo grupo de víctimas alrededor del mundo, generándoles graves pérdidas económicas y daños emocionales.
Desde 2023, Interpol clasifica esta modalidad como una amenaza global y emitió un Aviso Naranja para alertar sobre su peligro inminente para la seguridad pública. En 2024, una operación internacional permitió desmantelar un centro de estafas a gran escala en Filipinas y otro en Namibia, donde 88 jóvenes eran obligados a operar fraudes.
Nuevas tecnologías potencian la amenaza
Interpol advierte que la convergencia con otras redes criminales y la incorporación de tecnologías emergentes, como la inteligencia artificial, podrían agravar el fenómeno. Las bandas utilizan IA para diseñar ofertas laborales falsas, crear perfiles falsos mediante tecnología ‘deepfake’ y ejecutar esquemas de extorsión y fraude amoroso.
Además, los mismos corredores utilizados para traficar personas sirven para mover drogas, armas y especies protegidas. Las zonas donde se ubican estos centros son también puntos críticos para el tráfico de especies en peligro, como tigres y pangolines, favoreciendo la diversificación criminal.
“El alcance de los centros de estafas en línea es global y plantea un desafío persistente”, advirtió Interpol. “Combatir esta amenaza requiere una respuesta internacional coordinada, intercambio de información entre países afectados y colaboración con ONG y empresas tecnológicas que puedan apoyar a las víctimas y frenar estos delitos”.