Ozzy Osbourne, el inconfundible Príncipe de las Tinieblas, el hombre que cambió la historia del rock con una voz rasgada salida del mismo abismo y una actitud que desbordaba los límites de la cordura, murió este martes a los 76 años, según confirmó su familia. La leyenda de Birmingham se fue como vivió: rodeado de amor, con la música a todo volumen y su familia a su lado.
“Con una tristeza indescriptible, informamos del fallecimiento de nuestro querido Ozzy Osbourne esta mañana. Estaba con su familia y rodeado de cariño”, compartieron Sharon, Jack, Kelly, Aimee y Louis en un comunicado que rompió el corazón del mundo rockero.
La familia pidió respeto a la privacidad en este momento devastador, mientras las redes sociales se inundan con homenajes que van desde riffs infernales hasta lágrimas de fanáticos que jamás pensaron ver su estrella apagarse.
Ozzy Osbourne has passed away at the age of 76. I still can’t believe it.
A few weeks ago he was giving his final concert. I hope you came home, Ozzy ❤️pic.twitter.com/XLcxWz4MqC
— 🎸 Rock History 🎸 (@historyrock_) July 22, 2025
Ozzy, nacido como John Michael Osbourne el 3 de diciembre de 1948 en Birmingham, Inglaterra, convirtió una niñez marcada por la precariedad y la oscuridad en una carrera que definió al heavy metal como un género y como un estilo de vida. En la escuela primaria, ya todos lo conocían simplemente como “Ozzy”, un apodo que luego firmaría con fuego y sangre en la historia del rock.
Su verdadero bautismo llegó en 1969, cuando junto a Tony Iommi, Geezer Butler y Bill Ward formó Black Sabbath, una banda que dio origen al heavy metal con un sonido denso, oscuro, casi profético.
“Paranoid”, “War Pigs”, “Iron Man”… canciones que siguen golpeando el alma con la misma furia décadas después. Fue un sonido que emergía de los rincones industriales de Inglaterra, pero que hablaba de lo sobrenatural, de lo político, de lo existencial. Y Ozzy era su médium perfecto.
Rest In Peace to one of the last rockstars, Ozzy Osbourne 🕊️
— The Rock Revival (@TheRockRevival_) July 22, 2025
Con su característico vibrato fantasmagórico y una presencia escénica tan peligrosa como hipnótica, Osbourne transformó el miedo en arte. Pero también en espectáculo. Desde decapitar un murciélago en el escenario (accidente o leyenda urbana, ya nadie lo sabe ni quiere saberlo) hasta protagonizar uno de los primeros realities familiares con The Osbournes, Ozzy no fue solo un músico: fue un fenómeno cultural.
Más allá de Sabbath, su carrera como solista consolidó su estatus como ícono. “Crazy Train”, “Mr. Crowley” y “No More Tears” son parte del panteón sagrado del metal. Trabajó con guitarristas de culto como Randy Rhoads, Zakk Wylde y Jake E. Lee, y logró mantenerse vigente por más de cinco décadas.
Pero los últimos años trajeron sombras distintas. En 2020, reveló públicamente que padecía la enfermedad de Parkinson, un diagnóstico que lo alejó progresivamente de los escenarios. A pesar de las dolencias, nunca dejó de aferrarse a la música. Su último acto público fue tan épico como íntimo: el pasado 6 de julio, Ozzy reunió a Black Sabbath en un megaconcierto en el estadio del Aston Villa, en su natal Birmingham. Fue un reencuentro histórico, acompañado por bandas como Metallica y Guns N’ Roses. Fue su despedida real, aunque pocos sabían que sería la última.
Desde Lemmy hasta Dio, el Valhalla del metal tiene ahora una voz más entre sus filas. Ozzy, que alguna vez dijo que no sabía cómo había sobrevivido a su estilo de vida, finalmente descansó. Pero si algo nos enseñó su vida, es que el rock no muere: muta, se electrifica y se reinventa.
Y mientras sus discos siguen girando en vinilos malditos, mientras los tatuajes con su rostro brillan en las espaldas de nuevas generaciones, y mientras los primeros acordes de “Black Sabbath” siguen congelando el alma de quien los escucha por primera vez, Ozzy vive.
Hasta siempre, Príncipe. El tren loco sigue su viaje, y tú vas al frente.