En una jornada que sacudió el comercio mundial, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció este miércoles una batería de aranceles recíprocos a decenas de países, entre ellos Nicaragua, que fue castigada con un impuesto del 18%, el más alto de Centroamérica, mientras que el resto de países del istmo recibieron tarifas del 10%.
El anuncio, realizado en el jardín de las rosas de la Casa Blanca, no solo tensó las relaciones con sus socios comerciales tradicionales, sino que colocó en una situación crítica a las economías centroamericanas, que ya enfrentan una ola de deportaciones masivas impulsadas por la estrategia migratoria de la administración Trump.
“En muchos casos, el amigo es peor que el enemigo en términos comerciales”, dijo el mandatario durante su discurso, en el que defendió la imposición de tarifas como una medida de “reciprocidad amable”.
El impacto será inmediato. Nicaragua, que ya estaba bajo sanciones y restricciones por parte de Washington, fue señalada con un arancel del 18%, el más alto impuesto en toda América Latina, a pesar de formar parte del Tratado de Libre Comercio entre Centroamérica y EE. UU. (CAFTA-DR).
El resto de países del bloque —Guatemala, El Salvador, Honduras, Costa Rica y República Dominicana— fueron gravados con el 10%.
LIBERATION DAY RECIPROCAL TARIFFS 🇺🇸 pic.twitter.com/ODckbUWKvO
— The White House (@WhiteHouse) April 2, 2025
Golpe económico y político
Expertos en comercio y migración advirtieron que la medida representa un doble golpe para Centroamérica. Por un lado, socava el marco del CAFTA-DR, firmado hace dos décadas para impulsar el comercio y fortalecer la cooperación regional. Por otro, se combina con la política de deportaciones aceleradas, que ya ha afectado a miles de migrantes centroamericanos en los primeros tres meses del año.
“La intención es clara: frenar el flujo migratorio y debilitar las economías que dependen de las remesas. Es una medida que no solo golpea el comercio, sino que puede causar una crisis humanitaria en el istmo”, señaló la economista costarricense Luisa Argueta.
Las remesas, que representan más del 20% del PIB en países como El Salvador y Honduras, han sido una tabla de salvación frente al desempleo y la violencia.
Pero la expulsión de migrantes y la imposición de aranceles puede reducir sustancialmente ese flujo de ingresos en los próximos meses.
¿Fin del libre comercio?
En su intervención, Trump mostró carteles con las nuevas tasas arancelarias y aseguró que Estados Unidos ya no tolerará déficits comerciales.
“Por fin estamos poniendo a Estados Unidos en primer lugar”, dijo.
Aunque el presidente afirmó que las tarifas eran “mitad de lo que ellos nos cobran”, las cifras mostradas revelaron aumentos que varían entre el 10% y el 50% para decenas de países, incluyendo a socios tradicionales como la Unión Europea (20%), Japón (24%) y México (no especificado en los gráficos).
“Los déficits comerciales ya no son meramente un problema económico. Son una emergencia nacional”, afirmó el mandatario.
Los efectos de esta medida podrían sentirse con fuerza en las próximas semanas, especialmente si los países afectados responden con represalias comerciales. Mientras tanto, gobiernos centroamericanos han guardado silencio, a la espera de una posición conjunta.
Fuentes diplomáticas en Washington señalaron que embajadores centroamericanos solicitaron reuniones de urgencia con el Departamento de Estado y el Departamento de Comercio, pero aún no han obtenido respuesta.
En Nicaragua, analistas consideran que la medida podría estar motivada por razones políticas.
Trump refuerza así su estrategia de “América Primero” con gestos que apuntan “beneficiar” al electorado conservador, pero cuyos efectos podrían provocar tensiones globales y un endurecimiento de la política comercial y migratoria hacia Centroamérica.