La agencia S&P Global Ratings mejoró la calificación crediticia de largo plazo de Costa Rica de ‘BB-‘ a ‘BB’ y ratificó la de corto plazo en ‘B’, citando un fortalecimiento significativo de la liquidez externa del país, respaldado por un crecimiento económico impulsado por las exportaciones, una sólida inversión extranjera directa (IED), mayores reservas internacionales y acceso a líneas de crédito flexibles del FMI y otras instituciones multilaterales.
El panorama se mantiene estable, reflejando la expectativa de continuidad en las políticas económicas clave, aun con los riesgos fiscales y de deuda que podrían derivarse de la persistente lentitud en la aprobación legislativa de financiamiento externo.
S&P destacó que Costa Rica ha acumulado reservas internacionales por casi 16 mil millones de dólares al cierre de octubre de 2025, frente a los niveles de entre 6 y 8 mil millones en la década anterior. Este aumento responde, en parte, al acceso a líneas de crédito del FMI por US$1.500 millones y del Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe (CAF) por US$500 millones.
Además, el país ha reducido su necesidad bruta de financiamiento externo a aproximadamente 95% de los ingresos por cuenta corriente y reservas utilizables. Además, se prevé que el déficit en cuenta corriente (CAD) oscile entre 1% y 2% del PIB en los próximos cuatro años, plenamente cubierto por la IED, estimada en 4,5% del PIB anual.
El talón de Aquiles: alto costo de la deuda e incertidumbre legislativa
Aunque el proceso de consolidación fiscal se mantiene encaminado, S&P señala que la presión del alto gasto por intereses —que representa un 19% de los ingresos gubernamentales— limita la capacidad del país para reducir su déficit de forma más acelerada.
La calificación también refleja las dificultades políticas del Ejecutivo para lograr aprobaciones legislativas oportunas. De los US$5.000 millones autorizados por la Asamblea para emisiones internacionales entre 2023 y 2025, solo se han colocado US$3.000 millones. El restante US$2.000 millones está pendiente de cumplimiento de condiciones legislativas.
S&P cita que Costa Rica mantiene un desempeño económico sólido. Se estima un crecimiento del PIB real de 4,2% en 2025, con una leve desaceleración a 3,5% anual entre 2026 y 2028, impulsado principalmente por las exportaciones de dispositivos médicos, tecnología y servicios desde zonas francas.
La economía ha experimentado un aumento sostenido en su ingreso per cápita, alcanzando los US$18.700 en 2025, comparado con US$12.000 hace una década, según S&P.
Pese a la estabilidad de sus instituciones, S&P advierte que la fragmentación política, evidenciada en la Asamblea Legislativa, complica el avance de reformas estructurales y limita la flexibilidad fiscal del país.
S&P advierte que si los atrasos legislativos persisten y obstaculizan el acceso a financiamiento externo, o si se presentan choques externos que afecten la balanza de pagos, la calificación podría reducirse en los próximos 12 a 18 meses. Por el contrario, una mayor coordinación entre el Ejecutivo y el Legislativo que facilite reformas, o un crecimiento económico superior al de sus pares, podría elevar la calificación.