Los privilegios concedidos por la dictadura de Daniel Ortega a las textileras chinas podría ser una piedra en el zapato en las relaciones comerciales con Estados Unidos luego de que empresas de capital estadounidense reclamaran pérdidas y exigieran sanciones para el país centroamericano.
Las denuncias se canalizaron a través de una investigación sobre los derechos laborales que abrió en diciembre de 2024 la Oficina del Representante Comercial de Estados Unidos (USTR), dirigida en ese momento por Katherine Tai bajo la Administración de Joe Biden.
En el panel de investigación, el gigante textilero Milliken & Company afirmó que las empresas estadounidenses se han visto perjudicadas por los privilegios que otorga la dictadura de Managua para el ingreso de productos elaborados en cuestionadas condiciones laborales en China.
En una carta dirigida a USTR, Milliken & Company aseguró que ha perdido un poco más de $50 millones en ventas en los últimos dos años. El gigante explicó que, aunque no tiene operaciones directas en Centroamérica, vende sus telas a fabricantes ubicados en la región, quienes luego las utilizan para elaborar productos terminados que exportan bajo el Tratado de Libre Comercio entre EE. UU., Centroamérica y República Dominicana (DR-Cafta).
Debido a la competencia desleal de China, el grupo registra una reducción del 29 % en los volúmenes de indumentaria, así como una caída de 15 % de la fuerza laboral textil y cierre de tres plantas.
“Estas acciones están perjudicando a las empresas y a los trabajadores estadounidenses, quienes, como nosotros, han perdido millones de dólares en negocios a manos de empresas con sede en Nicaragua que, según creemos, operan en violación del Estados de derecho”, reza la carta.
EEUU es el mayor comprador; China el vendedor
Nicaragua exporta a Estados Unidos con beneficios arancelarios, al igual que el resto de la región, a través del Cafta.
La Secretaría de Integración Económica Centroamericana (Sieca) reporta el 37.4 % de las exportaciones de la región tienen por destino Estados Unidos, mientras a China apenas se envía el 3.4 %.
En este mercado, Nicaragua cubre el 17.4 % de las exportaciones totales de la región hacia Estados Unidos, pero en el comercio a China apenas representa el 1.1 %.
Al revisar las importaciones, China provee el 15.3 % de los bienes que ingresan a la región. De estos, 8.2 % tienen por destino a Nicaragua.
Sin embargo, hasta ahora las sanciones emitidas por Washington por las violaciones a los derechos humanos perpetradas por el régimen en Managua no han afectado la parte comercial. La esperanza ahora radica en que la investigación derive en un escarmiento.
Dicha investigación se ampara en la Ley de Comercio de 1974, que establece mecanismos para revisar prácticas que violen derechos laborales y humanos en los países socios de Estados Unidos, los cuales pueden constituir una “carga” para el comercio estadounidense.
Kim Glas, presidenta y directora ejecutiva del Consejo Nacional de Organizaciones Textiles, pidió al gobierno estadounidense “acciones agresivas” contra el régimen orteguista, al tiempo que pidió protección para los productos elaborados con insumos estadounidenses, según cita un reportaje de Sourcing Journal.
Nicaragua también es acusada de enviar productos elaborados con algodón de Xinjiang, una región en China censurada por EE.UU. por trabajo forzoso, luego de que la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) detuviera seis envíos en 2023 que dieron positivo a las pruebas.
Milliken & Company acusó al régimen de utilizar el Cafta para enviar bienes que no cumplen con los estándares de origen del tratado comercial, lo que, consideró, es una clara violación a la ley. “Permitir que los bienes fabricados con mano de obra forzada china ingresen al mercado del Cafta-DR libres de impuestos reduce los precios, daña la competencia y, en última instancia, diezma las industrias estadounidenses”, zanjó.
A pesar de las preferencias del régimen hacia Pekín, el 90 % de las exportaciones de prendas de vestir de Nicaragua se destinan a Estados Unidos.