A pesar del entusiasmo mostrado por los gobiernos centroamericanos que recientemente han establecido relaciones con China, las inversiones del gigante asiático no despegan y ninguna nación del istmo figura en el top 10 de los principales receptores en América Latina.
Costa Rica fue la primera nación centroamericana en establecer relaciones diplomáticas con China en 2007. Siguió Panamá en 2017, El Salvador en 2018, Nicaragua en 2021 y Honduras en 2023.
El Banco Central de Reserva (BCR) de El Salvador reporta que la IED neta china ha estado saliendo desde finales de 2022. La serie histórica detalla que en el cuatro trimestre de 2021 hubo un ingreso de $5 millones, pero en el siguiente trimestre se reportó un saldo negativo de $7.25 millones.
Entre el segundo y tercer trimestre de 2022, hubo un ingreso de $1.21 millones, pero desde el cuatro trimestre de 2022 se volvió a registrar una salida de $2.75 millones. Para el tercer trimestre de 2023, último dato disponible, hubo una salida de $1.40 millones.
Honduras, cuya Administración de Xiomara Castro ha buscado constantemente acercamientos con Pekín, ni siguiera registra inversiones chinas en la base del Banco Central (BCH).
En el porte del sector externo, solo figura Hong Kong, un territorio en disputa por China que busca su independencia, que tuvo una inversión en el mercado hondureño de $100,000 en el primer trimestre de 2023, pero en el siguiente trimestre se registró una salida de $1.1 millones.
En noviembre de 2023, el ministro costarricense de Comercio Exterior, Manuel Tovar, confirmó que el capital chino es escaso y básicamente solo hay participación de cuatro empresas, interesadas en la manufactura de dispositivos médicos.
Tovar señaló que las empresas chinas apenas generan 390 empleos y en 2022 estos capitales sumaron $2.4 millones, muy a pesar de los 16 años de relaciones diplomáticas.
En contraste, el gigante asiático, considerado la “fábrica del mundo” es el segundo jugador más importante en la importación de bienes a Centroamérica, con un 15.1 % de participación, y solo superado por Estados Unidos que tiene una cuota de 32.5 %.
Centroamérica apenas destina un 3.8 % de sus exportaciones al mercado chino.
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En el caso de Nicaragua, no hay inversiones, solo préstamos sobre infraestructura, un preludio de lo que se conoce como “la trampa de deuda china”, es decir, créditos onerosos que buscan apoderarse de infraestructura clave para la República Popular China.

Centroamérica, fuera del radar
La inversión de China se concentra “abrumadoramente” en las economías más grandes de la región, aunque los empresarios chinos persiguen “nuevos intereses y oportunidades” en la industria energética, según una investigación del centro de pensamiento Diálogo Interamericano.
En el documento se destaca una reducción en la inversión china para la región latinoamericana, que pasó de $14,200 millones entre 2010 y 2019 a $7,700 entre 2020 y 2021. En 2022 bajó a $6,400 millones y las adquisiciones en activos fueron las más bajas en una década.
Según el reporte, entre 2003-2007, el principal receptor de las inversiones chinas en América Latina era Ecuador, pero en la lista de los 10 mercados de interés figuraba Costa Rica en el puesto quinto y Panamá en el sexto. Sin embargo, el reporte no ofrece una cifra exacta por país.
En Ecuador, los proyectos chinos han estado salpicados de escándalos de corrupción.
Para el ciclo 2013-2017, quedó solo Panamá en el puesto 10 y, en el período 2018-2023, la región centroamericana salió por completo. El ranking está dominado por Chile, Perú, México, Brasil, Argentina, Bolivia, Colombia, Venezuela, Ecuador y Surinam.

Brasil y Chile concentran casi el 70% de inversión china
Desde luego, los chinos se muestran interesados en las economías más grandes de América Latina, como Brasil, donde la inversión extranjera directa (IED) superó los $78,600 millones entre 2010 y 2022, un 42 % del total que recibió la región.
De Chile, a los chinos les interesa el litio con una participación de un 25 % en la minera SQM, además de proyectos energéticos y de acuerdos de agricultura con “datos desafortunados”, remarca el reporte. Entretanto, en México, han incursionado en la manufactura de alta gama y las TIC.
En la lista de sectores prioritarios para los chinos está nueva infraestructura en telecomunicaciones, tecnología financiera, transición energética e industrias. El reporte de Diálogo Interamericano destaca que el interés por “grandes proyectos” ha quedado en segundo lugar y ahora Pekín está buscando ganar espacio en la innovación y las tecnologías de la información.
Un estudio de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) reveló que un 67 % de las exportaciones de la región latinoamericana de China se concentra en cinco productos: soja, mineral de cobre y de hierro, petróleo y cátodos de cobre, un renglón donde Panamá sacaba ventaja con el comercio de minerales, pero que podría frenar con el cierre de la la canadiense First Quantum Minerals.