El Fondo Monetario Internacional (FMI) instó al régimen de Managua a “redoblar esfuerzos para mejorar el clima empresarial, la transparencia y el marco de gobernanza”, según las conclusiones preliminares del personal técnico del organismo tras su visita a Nicaragua para la elaboración del ‘Artículo IV’.
El informe reconoce que “las políticas macroeconómicas prudentes, las importantes reservas previas a la crisis (principalmente depósitos del gobierno) y la asistencia financiera externa ayudaron a la economía nicaragüense a recuperarse de una prolongada contracción en 2018-2020, provocada por la crisis sociopolítica de 2018, dos fuertes huracanes en 2020 y la pandemia”.
El FMI sostiene que el PIB real de Nicaragua creció 10,3% en 2021 y se proyecta que en 2022 habrá crecido 4%, gracias a la demanda externa, las remesas y los altos precios de las exportaciones de materias primas.
“Las reservas internacionales brutas se han duplicado desde finales de 2018 (a más de USD 4.000 millones, o el equivalente a aproximadamente seis meses de importaciones, excluyendo la maquila). Los depósitos bancarios están aumentando, y han retornado los niveles observados antes de la crisis (en córdobas)”, señala el informe.
Incertidumbre
Sin embargo, el FMI advierte que el crecimiento del PIB se moderará a 3% en 2023, debido sobre todo a la desaceleración mundial, además se proyecta que la inflación —que se situó en 11,4% en noviembre de 2022, debido principalmente a alzas de los precios de las importaciones— disminuya en 2023 dado un menor crecimiento y la considerable reducción prevista de la inflación mundial.
“Estas perspectivas favorables están sujetas a incertidumbre y a riesgos a la baja, relacionados primordialmente con la evolución externa, desastres naturales o un deterioro del clima de negocios y el endurecimiento de las sanciones internacionales”, dice el FMI.
En directorio ejecutivo estuvo de acuerdo con la evaluación del personal técnico y reconocieron “la sólida recuperación económica y las perspectivas favorables”.
“Los directores elogiaron el compromiso de las autoridades de seguir adoptando políticas prudentes para reforzar los márgenes de maniobra para la aplicación de políticas, el crecimiento económico y la resiliencia, en vista de los riesgos a la baja y las vulnerabilidades a desastres naturales. Insistieron en la necesidad de redoblar esfuerzos para mejorar el clima empresarial, la transparencia y el marco de gobernanza”, subraya el informe.
Los directores hicieron un llamado a reforzar la consolidación fiscal a mediano plazo con el fin de salvaguardar la sostenibilidad fiscal y la estabilidad externa. A tales efectos sería necesario simplificar otros gastos corrientes, focalizar mejor los subsidios y replegar las medidas de gasto relacionadas con la crisis, mientras manteniendo un gasto social adecuado y reduciendo la pobreza, abordando los desequilibrios en el sistema de seguridad social y las empresas del Estado y reforzando la movilización interna de ingresos.
Además, los directores elogiaron la solidez de las reservas de capital y de liquidez del sector bancario y recomendaron seguir apuntalando el sector financiero, lo que conlleva incrementar las provisiones para activos en dificultades, preservar las prácticas sólidas de financiación conforme se reactiva el crédito, reforzar el marco de preparación ante crisis y ampliar el perímetro de supervisión prudencial.