La dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo entregó a empresas chinas la modernización de los sistemas informáticos de las aduanas nicaragüenses, en un nuevo convenio firmado por una delegación oficial encabezada por Laureano Ortega Murillo durante su visita a Pekín a inicios de septiembre.
El acuerdo forma parte de una serie de memorandos suscritos con compañías estatales chinas.
Esto ocurre pese a que los supuestos financiamientos que el régimen asegura haber obtenido —que superarían los 1.000 millones de dólares— aún no se reflejan en las cuentas nacionales ni en los informes del Banco Central de Nicaragua.
El viaje de Laureano Ortega, asesor presidencial e hijo de la pareja gobernante, coincidió con los actos de conmemoración del 80 aniversario de la “victoria del pueblo chino contra las agresiones japonesas”.
En ese marco, la delegación sostuvo reuniones con empresas vinculadas a telecomunicaciones, infraestructura y energía. Entre ellas, Nuctech, especializada en escáneres y rayos X, que busca instalar nuevos sistemas de inspección en las aduanas nicaragüenses.
La dictadura nicaragüense ha alardeado de anuncios de proyectos estratégicos —como la ampliación del aeropuerto de Punta Huete, un puerto de aguas profundas en Bluefields y plantas de almacenamiento de gas licuado—, pero los desembolsos de Pekín brillan por su ausencia.
El caso más evidente es el de Punta Huete: hace más de un año el régimen anunció el inicio de obras, pero los reportes oficiales no muestran avances, pese a que Nicaragua ya adelantó más de 120 millones de dólares a la empresa CAMC Engineering (Camce).
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Dependencia creciente de China
La apuesta de Ortega por China se consolidó en diciembre de 2021, cuando rompió relaciones con Taiwán y reconoció a Pekín.
Desde entonces, el régimen ha multiplicado los anuncios de convenios que van desde proyectos hidroeléctricos hasta compras de autobuses y plataformas digitales.
Pero la cooperación se ha concretado, principalmente, en el ámbito comercial: importaciones de Nicaragua desde China y apertura de mercados para productos como carne y mariscos.
Según analistas consultados por el diario La Prensa sostienen que el control de los sistemas aduaneros por parte de una empresa china tiene implicaciones estratégicas.
Esto porque se trata de un sector clave para la fiscalización de las exportaciones, las importaciones y el flujo de divisas en un país que depende de sus ingresos por comercio exterior y remesas.
Críticas a la opacidad
La modernización de las aduanas llega también en medio de denuncias de opacidad. La concesión de los escáneres aduaneros estuvo en manos de la empresa panameña Alvimer Internacional desde 2013, con críticas constantes por su mal funcionamiento.
Ahora, con la cercanía de la fecha de vencimiento de ese contrato, el régimen busca reemplazarlos con tecnología china, pese a que Nuctech ha sido cuestionada internacionalmente por sus vínculos con el Ejército de ese país.
Para los analistas el patrón se repite: abundan los anuncios, pero los proyectos estratégicos permanecen paralizados o en fase de memorándum.