La fuerte reducción del tipo de cambio en Costa Rica encendió alarmas entre economistas y sectores productivos. Mientras el Banco Central insiste en que la baja responde al mercado, voces del sector privado advierten que la estrategia estaría “reprimiendo” el valor del dólar y afectando la competitividad, especialmente del turismo y las exportaciones.
El economista Francisco Esquivel afirmó que, durante los últimos 41 meses, el Banco Central de Costa Rica ha intervenido comprando dólares, pero empujando el tipo de cambio aún más abajo. Según sus cálculos, la divisa cayó más de un 28% desde 2022, pasando de ¢695 colones costarricenses a alrededor de ¢488, en el mercado Monex.
Esquivel sostiene que esta tendencia no sería resultado natural del mercado, sino de una intervención que, lejos de estabilizar el precio, estaría profundizando la caída. El experto considera que esto beneficia a los importadores, pero perjudica a productores agropecuarios, exportadores y el sector turístico, que reciben menos colones por cada dólar que ingresa.
El Banco Central negó categóricamente la existencia de una política para reducir el tipo de cambio. Su presidente, Róger Madrigal López, aseguró que las auditorías y actas internas confirman que el mercado es el único responsable de la fluctuación actual.

Sin embargo, los sectores productivos no están convencidos. La Cámara Costarricense de Hoteles expresó preocupación por la pérdida de competitividad en plena temporada alta. Señalan que el bajo precio del dólar, sumado a costos crecientes de servicios públicos y alertas internacionales sobre seguridad, está reduciendo sus márgenes y afectando la llegada de turistas.
Tanto la Cámara de Hoteles como la Cámara Nacional de Turismo insisten en que urge una corrección para evitar que Costa Rica pierda atractivo frente a otros destinos de la región. Advierten que miles de pequeñas y medianas empresas dependen directamente del comportamiento del tipo de cambio.
El dólar cerró en ¢488,06 este jueves, acumulando diez sesiones consecutivas a la baja. En bancos, la compra ronda entre ¢479 y ¢482 y la venta hasta ¢500. La tendencia seguirá bajo observación regional, dado el impacto que podría tener en precios, exportaciones y el flujo turístico hacia uno de los destinos más visitados de Centroamérica.







