La deuda pública sigue siendo una de las mayores preocupaciones económicas de la región. Costa Rica, El Salvador y Panamá se mantienen como los países con mayor nivel de endeudamiento con relación a su producto interno bruto (PIB), según la más reciente actualización del Fondo Monetario Internacional (FMI).
A nivel global, el organismo alertó que la deuda pública continúa en niveles elevados, situándose en torno al 93 % del PIB mundial, pese a una reducción en los préstamos del sector privado. La directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, destacó que las economías están mejor preparadas que en la crisis de 2008, pero advirtió sobre la necesidad de mantener disciplina fiscal ante los riesgos futuros.

El FMI proyecta que la deuda pública global superará el 100 % del PIB en 2029, lo que sería su nivel más alto desde 1948. En paralelo, Fitch Ratings reportó que la emisión de bonos soberanos en América Latina creció 54 % en el primer semestre de 2025, alcanzando los 38.600 millones de dólares, casi igualando todo lo emitido en 2024.
En Centroamérica, los datos muestran una tendencia al alza, especialmente en El Salvador y Guatemala. En el caso salvadoreño, la deuda pública alcanzó los 22.128 millones de dólares, equivalente al 87 % del PIB, con un crecimiento anual del 6,8 %. De ese total, casi la mitad corresponde a compromisos con los fondos privados de pensiones.

Por su parte, Costa Rica mantiene una deuda de 71.213 millones de dólares, lo que representa un 58 % del PIB. Aunque sigue siendo una de las más altas de la región, el país logró reducirla en comparación con trimestres anteriores gracias al crecimiento económico y a superávits fiscales moderados.
Guatemala, en tanto, registra una deuda de 32.912 millones de dólares, equivalente al 26 % del PIB, con un incremento del 10,5 % interanual. Honduras también muestra una tendencia al alza, con 10.013 millones de dólares de deuda externa pública (29,4 % del PIB), un aumento del 9,3 % frente a 2024.
La situación refleja la fuerte presión fiscal que enfrentan los gobiernos de la región, en un contexto de bajo crecimiento y aumento del gasto social. Pese a los esfuerzos de consolidación, los economistas advierten que el margen para seguir endeudándose es cada vez más limitado.